Para muchos Varekai es uno de los mejores espectáculos del Circo del Sol, esa marca que gana más aún cuando se pronuncia en francés. Guy Laliberté, su creador y fundador, la vendió hace más de un año a un fondo de inversiones norteamericano, TPG, y a otro chino, FOSUN. Laliberté sigue vinculado a la creación, pero la empresa, ya convertida en multinacional bajo su mano, ha seguido creciendo hasta hacerse una fábrica de alegría para el público que asiste encantado a sus funciones.

Durante mucho tiempo España no entró en los circuitos de la compañía canadienses. Sevilla tuvo la ocasión de ser una de las primeras citas del Circo del Sol, que encontró en el Charco de la Pava el lugar idóneo para instalar su carpa. Descubrimos, de esta manera, la magia de sus 100 trabajadores, 35 artistas, en el caso de Varekai, que hablan entre ellos 20 idiomas y que recurren al inglés para poder gestionar esta torre de babel que se traslada en 22 camiones de ciudad en ciudad y de país en país.

Se cumplen 15 años de 'Varekai', una obra sobre la búsqueda del amor y la alegría

Sevilla ya acogió en 2009 este espectáculo que cuenta la historia de Ícaro, justo cuando su desafío al Sol lo devuelve a la tierra. Ahora llega de nuevo, con otro formato, más teatral, en el Palacio de Deportes de San Pablo, donde prácticamente se ha colgado el cartel de No hay localidades (en este momento sólo quedan algunas entradas para estos días hasta el domingo).

Entre los artistas que componen el bosque de Varekai (En cualquier lugar en lengua romaní) encontramos al español con ascendencia andaluza José Manuel Pizarro, que lleva un año enrolado en la banda de música que cada noche interpreta la partitura de Violaine Corradi, la única mujer compositora en la gran familia del Circo del Sol. Isabel Corradi, con un excelente español, nos cuenta cómo disfruta en cada función cantando y bailando la música creada por su hermana, que utiliza sonidos de varios idiomas para las letras de las canciones, en las que se reproduce una especie de lengua inventada que "va directamente a tocar el corazón de los espectadores". Las Corradi son la tercera generación de músicos y cantantes de ópera que continúan su legado en esta Embajada Permanente de la Alegría que es la multinacional canadiense.

Los números de esta producción son, como su espectáculo, asombrosos. Se utilizan más de 600 trajes, zapatos, pelucas y sombreros. El maquillaje, a cargo de cada artista, requiere de una a dos horas diarias durante las que algunos de ellos aprovechan para practicar meditación antes de salir a escena. Con cada pincelada en el rostro los acróbatas, músicos, payasos, equilibristas o trapecistas van entrando poco a poco en los personajes que conforman el viaje de Ícaro a través de un bosque donde se encontrará con seres fantásticos... y también con el amor.