Crítica de Flamenco

Todos aborrecemos, todos amamos

La cantaora Rocío Márquez presentó ayer junto a Proyecto Lorca su nuevo disco, 'Firmamento', en el Espacio Turina.

La cantaora Rocío Márquez presentó ayer junto a Proyecto Lorca su nuevo disco, 'Firmamento', en el Espacio Turina. / Juan carlos muñoz

Firmamentoes una artefacto intelectual hecho con el corazón. Y con una técnica depurada, pulida hasta el extremo. Las referencias, musicales, literarias, se disparan en cada esquina, en cada tercio. Son muchas las tradiciones que aúna Firmamento como son muchas las influencias en una sola célula de un ser humano. En un hombre está la humanidad toda. El flamenco fue siempre un arte de composición, en el sentido más literal de la palabra. Es cierto que en la obra resuenan melodías de Chacón, Pastora Pavón, Vallejo, Marchena, etcétera. Pero la lección que Márquez ha asumido de estos maestros es que el flamenco es un arte de composición, que aúna elementos musicales y literarios diversos, aparentemente contradictorios, como contradictorios somos los humanos, para ofrecelos como nuevos, recién paridos.

Encontramos la ira en las alegrías, la rabia en los caracoles, que de esta manera entroncan también con el espíritu liberal decimonónico que está en el origen de muchas de estas cantiñas. Hay ira en la minera, que es también desolación, soledad. En el romance. Hay ira en la seguiriya porque la ira es dolor en carne viva. Y hay gozo. En estos mismos estilos. En la belleza de los mismos. En una voz superdotada. Porque el arte de la composición del que hablábamos se erige sobre una técnica portentosa. La más, en su tiempo. En los casos de Chacón y Marchena es evidente. También en los arreglos, por llamarlos así, de Proyecto Lorca, cuya música, aunque se inspire en Falla, Shostakóvich o Elvin Jones, es de una creatividad arrolladora. El gozo del compartir y el gozo de la compasión, del nosotros.

Firmamentoes arte recién parido que hunde sus raíces en la noche de los tiempos: esa época en la que nos olvidamos de los nombres de los creadores, y por eso hablamos de folclore. Pero todas las músicas, todas las poesías, tienen un creador. Una creadora, porque éste es un espectáculo femenino: Márquez, Isabel Escudero, Cristina Rosenvinge, Santa Teresa y María Salgado firman los poemas. Firmamento pasa de un estribillo cantable por tangos lolailos a la música académica contemporánea sin solución de continuidad y, lo que es más importante, con toda naturalidad. Tiene el rigor de la academia, el corazón de lo jondo y la integridad, fiereza y amor desatado de lo popular. Rocío Márquez lo puede hacer porque es libre. Porque sin libertad es imposible saltar las fronteras para unirse a los demás seres humanos, conocer sus códigos para descubrir que todos aborrecemos, todos amamos.

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