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Cultura

El arte de depurarse de El Güito

  • El bailaor madrileño recibe en Huelva el Compás del Cante que desde hace casi tres décadas concede la Fundación Cruzcampo.

Cuando Eduardo Serrano recibió de manos de Jorge Paradela, representante de Heineken España, la estatuilla que lo acredita como vigesimonoveno Compás del Cante, el bailaor reconoció que el premio fue una sorpresa enorme para él. Fue en la velada que, en la madrugada del martes al miércoles, tuvo lugar en la Casa Colón de Huelva. Y en presencia de artistas locales como la cantaora Argentina o el guitarrista Juan Carlos Romero. María de los Ángeles Carrasco, directora del Instituto del Flamenco de la Junta de Andalucía, o Cristóbal Ortega, de la Bienal de Sevilla, también acudieron a la cita.

Eduardo Serrano Iglesias (Madrid, 1942), más conocido con el nombre artístico de El Güito, ha sido y es uno de los máximos representantes de la danza clásica masculina flamenca. Destaca por su centrado y su zapateado. Su baile por soleá forma parte de la historia del flamenco: una creación magna, prodigio de majestuosidad, hieratismo y elegancia.

El arte de El Güito sigue siendo necesario. En los tiempos del frenesí, el maestro de Madrid aporta una lección de sobriedad viril, de entereza, de mantener la cabeza en alto y la dignidad jonda sin apretar los dientes. La soleá de El Güito para los relojes. Es una estética de otro tiempo, porque no ha tenido continuidad, ha sido derrotada por fórmulas más altisonantes. Una lección de las formas clásicas de hace más de medio siglo. El arte de la lentitud, de la contención. El arte de medir y medirse, de saber y saberse. El arte de depurarse, aunque se trate de una fórmula que nació madura, en la plenitud de su ser.

Cuando en la rueda de prensa previa al acto El Güito fue interpelado sobre su cualidad de madrileño y flamenco, el bailaor se limitó a un lacónico: "De Madrid, sí". De hecho, no eran necesarias más explicaciones respecto a la condición flamenca de una tierra que vio nacer a don Ramón Montoya, Angelillo o Zambra, el primer tablao flamenco, abierto en la calle Ruiz de Alarcón de la capital en 1954. Así lo reconoció Julio Cuesta, director de la Fundación Cruzcampo, al afirmar en su intervención que el galardón "es un reconocimiento a la valía artística del Güito y también, implícitamente, al flamenco de Madrid, ya que es la primera vez que lo recibe un artista madrileño". No podía el jurado de esta convocatoria haber elegido para dicho honor a un artista más acreditado que El Güito.

El bailaor se inició a los 14 años en la compañía de la maestra Pilar López, donde coincidió con otras figuras como Antonio Gades o Mario Maya. Con este último, junto a la también madrileña Carmen Mora, formó el mítico Trío Madrid. Sus pasos a dos al unísono con Maya, felizmente registrados por las cámaras de Televisión Española, constituyen uno de los tesoros coreográficos de la historia del flamenco. El Güito confesó en su discurso de agradecimiento que ya va llegando el momento de la retirada y que poco a poco limitará sus actividades a lo meramente pedagógico. No obstante, el próximo 11 de septiembre podremos disfrutar de su arte en el Real Alcázar de Sevilla, en el ciclo Septiembre es Flamenco que organiza la Bienal.

José María Velázquez-Gaztelu, en representación del jurado, glosó la figura del bailaor, y el acto de cerró con la intervención del alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, que anunció la creación de un festival flamenco "de referencia" en la ciudad, que actualmente carece de un evento de este tipo. Un grupo compuesto por los artistas locales Manuel de la Luz al toque y Fariña al cante, además del baile de Lucía la Piñona, puso el broche de oro a una noche plena de emociones.

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