Cultura

Esto sí que es arte

Producción Juan Seoane. Autor: William Shakespeare. Traducción: José Luis Rivas Vélez. Dirección: Miguel del Arco. Intérprete: Nuria Espert. Escenografía y vestuario: Ikerne Giménez. Iluminación: Juanjo Llorens. Creación sonora y diseño: Sandra Vicente (Estudio 340). Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Jueves, 1 de diciembre de 2011. Aforo: Completo.

Nuria Espert es un mito. Dama, señora, reina del teatro español, hace tiempo que dejó de tener que demostrar nada. Admirada por muchos y obviada por pocos pero que, a su vez, admiten su magisterio, la Espert sigue trabajando de manera continua instalada en un universo por encima del bien y del mal. En ese vuelo libre en el que se haya por méritos propios ha elegido un camino que todavía la eleva más: el riesgo.

Y lo mismo lo hace afrontando un vodevil que no gustó a casi nadie que se enfrenta a Shakespeare hablándole de tú a tú.

La violación de Lucrecia es una obra menor del bardo inglés, un poema dramático que cuenta, como indica el título, la deshonra de Lucrecia a manos del príncipe Tarquino. Históricamente, este hecho supone el advenimiento de la república en la Roma clásica.

Y ahora es cuando hay que echar mano del diccionario de sinónimos para adjetivar la espléndida puesta en escena que la actriz lleva a cabo con ayuda de Miguel del Arco, definitivamente la nueva promesa del teatro español, Juanjo Llorens, Sandra Vicente e Ikerne Giménez.

Detrás de la interpretación de la Espert hay siglos de experiencia; a la tradición teatral catalana, se suma la española, la rusa, la japonesa, la inglesa y la tragedia griega, entre otras. Ver actuar a la Espert te permite repasar, disfrutando de su sabiduría, de una actriz pura que conoce y domina su arte y vive para transmitirlo.

Nuria Espert se adueña de un texto poético bello, duro, dificilísimo y, convertida en fénix de los ingenios y monstruo de la naturaleza lo digiere, lo asimila, lo embellece y lo ofrece dimensionándolo y convirtiéndolo en pieza teatral. Ella se ocupa de ser, primero, ella misma, luego, narradora y despúes, Tarquino, Lucrecia y unos cuantos personajes más. Sencillamente soberbia.

Nuria Espert no está sola. Cuenta con la dirección de Miguel del Arco, que ha sabido refrenarla y dosificarla, la luz de Juanjo Llorens, que se convierte en otro personaje enmarcando y subrayando las escenas, la escenografía y el vestuario, suave y equilibrado de Ikerne Giménez, y el acierto del trabajo de sonido de Sandra Vicente, que engrandece todo lo anterior ayudando a visualizar lo poco que deja por descubrir la interpretación de la Espert. No se la pierdan.

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