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Cultura

La aventura de 'los ingleses' en las marismas del Guadalquivir

  • Un libro de fotografías retrata el cambio de la zona en la década de los 20

Cuando, en 1923, el británico Remigio Eric Fisher, entonces trabajador de una empresa en el delta del Nilo, fue invitado a una cacería de patos en la zona de las marismas del Guadalquivir, quedó sorprendido por las posibilidades del territorio y alumbró la idea de crear una sociedad destinada al cultivo y la explotación de aquella zona. Así nació la compañía Islas del Guadalquivir S. A. -que se conocería popularmente como la compañía de los ingleses-, una iniciativa que, pese a la especulación en la que incurrieron sus propietarios, fue uno de los episodios más destacados de ingeniería agrícola vividos en el país hasta entonces.

De la transformación experimentada en estos parajes ofrece un abundante testimonio gráfico el libro El Rincón de los Lirios. Las islas del Guadalquivir, 1927-1930, una publicación editada por el Centro de Estudios Andaluces y escrita por José González Arteaga.

Fue este investigador quien encontró el álbum que, a través de unas 600 fotografías, recoge las distintas intervenciones que llevó a cabo esta compañía inglesa en Isla Mayor. González Arteaga dio con esta colección en una de las visitas al lugar. Las imágenes se atribuyen a José Serrano "porque quien me dio el álbum me lo aseguró, porque las fotos no están firmadas", explica el especialista, que defendió una tesis sobre las marismas del Guadalquivir a finales de la década de los 80.

El libro difunde a través de sus páginas las obras realizadas, la construcción de poblados y viviendas, la introducción del ferrocarril y de maquinaria especializada, los cultivos que se realizaron y los tipos y gentes que habitaron las tierras. Además, diferentes retratos recuerdan las visitas que hicieron a aquel enclave en 1927 y 1928 Alfonso XIII y la Reina Victoria Eugenia.

Sin embargo, González Arteaga considera que las fotografías se idearon con vocación propagandística. "Servían para que llegaran a Londres, subiesen las acciones de la compañía y se obtuviesen beneficios. Pero algunas personas que he conocido me han dicho que en ese tiempo nunca se vendió una sola cosecha", relata al respecto. Este desastre y los fracasos de las empresas que en los años 30 se plantearon el mismo desafío originaron que la población "no creyera en las marismas".

El autor de los textos del libro considera que "aquello fue una ficción, un espejismo, pero la labor de infraestructuras que se hizo fue fundamental para lo que vino después". Así, por ejemplo, "se hicieron muros, canales y un dique para que no entrara el agua de lluvia".

Para este estudioso de las marismas, no fue hasta los años 40 "cuando empieza realmente la historia del arrozal sevillano". Sobre el presente, González Arteaga revela que "estamos a la cabeza de España y de Europa en la exportación de arroz. Un tanto por ciento del que entra en la Unión Europea es de origen sevillano".

Por su parte, el director del Centro de Estudios Andaluces, Alfonso Yerga, indicó que esta publicación entronca con dos de los intereses de su institución, la recuperación de la memoria y la revalorización del territorio. Asimismo, Yerga añadió que la zona inmortalizada en este trabajo linda con los terrenos que ocupará el futuro Recinto de la Memoria Histórica, que se situará en las localidades de La Puebla del Río y Coria.

El director del Centro de Estudios Andaluces hizo hincapié en el valor de la fotografía como "soporte de la memoria histórica en Andalucía. Aún quedan por descubrir muchos fondos que son determinantes para el conocimiento de la historia reciente".

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