Crítica de Flamenco

Un cantaor carismático

Aunque es una figura del cante jondo desde hace 30 años, no son tantas las comparecencias de Duquende como cabeza de cartel en nuestra ciudad. Eso sí, estuvo en la primera temporada del ciclo Flamenco Viene del Sur que en 2018 llega a los 21 años de vida.

Y Duquende inauguró la nueva temporada con un recital austero, directo, esencial. Abrió por taranta y cartagenera del Rojo mostrando que su personal timbre vocal sigue siendo su gran baza artística. En la bulería por soleá disfrutamos de su destreza rítmica en tanto que por cantiñas dio fe de su identificación con el repertorio de Camarón, especialmente de la primera y más vitalista etapa del cantaor de la Isla. Lo bueno y lo malo, la canción de Ray Heredia, sigue de plena vigencia 28 años después de ser escrita. Fue lo más fresco de la noche. Una versión personal, de hecho forma parte del repertorio de Duquende desde hace décadas, pero que no desvirtúa al original y en la que brillaron ayer los coros de Los Mellis.

Además de sus valores musicales, Duquende posee un innegable atractivo escénico

Por seguiriyas estuvo muy voluntarioso el cantaor de Sabadell mostrando fiereza y rotundidad, verdad flamenca. La recta final del recital fue para los estilos festeros, tangos y bulerías, en los que Duquende mostró su personal manera de entender los trabalenguas.

Dani de Morón estuvo solvente en el acompañamiento y ofreció dos toques en solitario. La farruca solemne en la que dialoga con el pasado actualizando este toque clásico, uno de los que presentan más síntomas de fosilización del repertorio actual. Y la soleá, brillante, enjundiosa, un buen ejemplo del toque intrincado del de Morón.

Los Mellis, por su parte, aportan seguridad a todo lo que tocan, con un soniquete hipnótico y pleno de energía. Unos auténticos virtuosos de las palmas jondas.

Se me antoja que la evolución del cantaor de Sabadell es justamente la opuesta a la de su gran referente, Camarón de la Isla. Desde una cierta opacidad vital en el pasado a la solidez musical y de puesta en escena que podemos ver hoy. A pesar de que el cantaor se presentó con el rostro oculto tras el sombrero y la barba. Sigue siendo uno de los grandes del cante actual, desde la devoción manifiesta hacia el genio isleño. Ha ido dejando atrás los amaneramientos que tomó de su modelo para ofrecernos un cante seco, castellano, quintaesenciado y, por ello, radical.

Además de los aspectos técnicos de su música, Duquende posee un innegable carisma escénico, con seguidores en todos los rincones de la geografía jonda. Un público fiel que abarrotó ayer el teatro de la Cartuja.

Comienza de esta manera una nueva temporada de flamenco en el Teatro Central, un ciclo consolidado que sigue siendo uno de los referentes jondos de nuestra ciudad.

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