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Cultura

La cara más social

Piano y cante: Diego Amador. Bajo eléctrico: Julián Heredia. Batería: Israel Varela. Percusión: Diego Amador, hijo. Artista invitado: Jorque Pardo (saxos y flauta). Colaboración especial: Raimundo Amador (guitarras). Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Miércoles 21 de diciembre. Aforo: Casi lleno.

Dos horas largas de concierto ofreció Diego Amador, mostrando la cara más social de su arte. Por ejemplo, no tocó ni un tema solo, ni tampoco se adentró en las sinuosidades de su seguiriya o su rondeña, como no fuera, en este último palo, en forma de mero apunte para la bulería. Tangos, rumbas, alegrías, blues y muchas bulerías conformaron la mayor parte del repertorio, al que sumar taranta y cartagenera. Algunos piensan, y Diego Amador parece estar entre ellos, que civilizando lo jondo, acercándolo a la corriente mayoritaria, éste será más vendible. Lo cual puede ser cierto para el mercado interno, por esas cosas que tenemos los españoles de no entendernos a nostros mismos. Pero no creo que la cosa funcione fuera. En esta línea se sitúa la sección rítmica con la que compareció anoche, especialmente la batería. Varela es un músico enorme, excepcional. Sólo que músicos enormes hay muchos. No sé si es baladí, en este sentido, el hecho de que la percusión flamenca no estuviera representada en el programa de mano.

Diego Amador se ha civilizado y sigue siendo, con todo, el mejor pianista flamenco de hoy. Ha encontrado, además, el equilibrio entre su condición de cantaor y de instrumentista. Eso sí, como cantaor le beneficiaría que se volcara más en el repertorio propio que en el de su admirado Camarón de la Isla. La cara más social de un artista singular.

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