Crítica de Cine

Las chicas no son tan guerreras

Johansson y Bell, en la película.

Johansson y Bell, en la película.

Despedida de solteras + La boda de mi mejor amiga + Resacón en Las Vegas + Este muerto está muy vivo. Esa debe de ser, poco más o menos, la fórmula manejada por los productores y guionistas de esta enésima comedia veraniega de chicas al límite que ha entendido el pseudofeminismo burgués y liberal (sic) como nuevo nicho de mercado para operar una leve variación del modelo heteropatriarcal del humor de colegas y desmadre a la americana.

Ya el propio casting responde al carácter híbrido de la propuesta: a saber, aquí está la star Scarlett Johansson en su -poco afortunada- vertiente payasa, pero también Ilana Glazer, nuevo icono del humor femenino de la televisión de pago (Broad City en Comedy Central, donde por cierto se ha curtido la directora Lucia Aniello), en una nueva demostración de esa inagotable capacidad del mainstream para fagocitar -y, por supuesto, ablandar- cualquier propuesta alternativa o del orbe indie dispuesta a salirse un poco de la línea de la corrección política.

Con todo, Una noche fuera de control funciona como rutinaria máquina de humor explícito, sexual, estupefaciente y chabacano en su reparto de roles (la gorda Jillian Bell, claro está, le roba a sus compañeras todas las escenas), su leve química actoral, su férreo control de guión (con rescate in extremis incluido) y una sucesión de situaciones y gags donde sigue funcionando mucho mejor el viejo slapstick de golpes y caídas que cualquier otra estrategia verbalizada.

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