Cultura

Otra comida en la hierba

Comedia, Francia, 2011, 91 minutos. Dirección: Julie Delpy. Guión: J. D. Intérpretes: Lou Álvarez, Julie Delpy, Eric Elmosnino, Aure Atika, Noémie Lvovsky, Bernardette Lafont, Emmanuelle Riva, Vincent Lacoste, Marc Ruchmann, Sophie Quinton, Valérie Bonneton, Denis Menochet, Jean-Louis Coullo'ch. Fotografía: Lubomir Bakchev. Cines: Alameda.

Cerca de los seres y de las cosas, las sensaciones y las emociones, desde el principio. Los amantes del tren lo entenderán bien. La protagonista, adulta, viaja con su familia en un tren de alta velocidad: paisajes fugados y un suave runruneo. Y recuerda un viaje a Bretaña, hace muchos años, cuando era niña: ya no se trata de un vagón corrido sino de un apiñado compartimento para seis personas, el paisaje discurre con más lentitud tras la ventanilla que puede subirse y bajarse, todavía hay ceniceros y un traqueteo que sigue el ritmo regular del sonido de las ruedas al pasar por las ensambladuras de las vías acuna a los viajeros. Estamos en julio de 1979, suena L' été indien de Joe Dassin. La protagonista es una niña que acude a un pueblo de la Bretaña para la celebración familiar del cumpleaños de su abuela mientras el Skylab termina sus órbitas y se dispone a caer sobre la Tierra.

Al hilo de la preocupación de la niña porque el Skylab les caiga encima y con el pretexto de la multitudinaria reunión familiar la actriz y realizadora Julie Delpy crea una amable película cien por cien francesa: mucho verde y mucho vino, mucha conversación y muchas comidas, muchos tíos y tías, primos y primas con diminutivos imposibles y el descubrimiento del amor… ¡La France!

Lo que aquí es tópico a causa de la modestia de la película se inscribe en una constante -el esplendor de lo cotidiano- que ha sido abordada con sensibilidad e inteligencia por una legión de pintores, escritores y cineastas franceses al menos durante dos siglos. Esta pasión por la vida, vista con dulzura, humor, sensualidad y melancolía, ha logrado plasmaciones geniales o simplemente amables. El Skylab figura entre las segundas.

No aporta nada que no hayamos visto ya, pero tampoco emborrona lo visto. No alimenta, pero tampoco deja mal sabor de boca. Está dirigida con sensibilidad e interpretada con mucho talento por un esplendido reparto encabezado por Bernardette Lafont y Emmanuelle Riva convertidas -¡qué lejana la Nouvelle Vague, ay!- en venerables abuelas. Los actores logran que nos interesen personajes que no nos importarían gran cosa y en algunos casos están excesivamente esquematizados. Esquematismo que también afecta al guión al concentrar en este grupo familiar la historia de Francia, desde la ocupación nazi hasta la vida colonial en Saigón, la OAS y Algeria.

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