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Cultura

El conocimiento y la pasión

  • Resumen de un año marcado por la concesión de dos Premios Nacionales y el cambio en la dirección de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco

El año flamenco se cierra con dos premios nacionales, el de Danza para Manuela Carrasco y el de Música para Miguel Poveda. Este último por el "diálogo del flamenco con otras manifestaciones musicales" que al parecer ha representado el cantaor catalán a lo largo de 2007, frase de la nota oficial del Ministerio de Cultura que evidencia dos cosas. Por un lado el sesgo político a un reconocimiento oficial de un gobierno que ha puesto el acento de su actuación en buena medida, y no sólo en materia cultural, en el tan traído y llevado como hueco asunto del "diálogo de civilizaciones". Por otro que el flamenco, para nuestros dirigentes, aún no ha llegado a su mayoría de edad cultural en tanto que su reconocimiento oficial necesita de apoyos ajenos.

No obstante el premio, Poveda ha ofrecido memorables actuaciones este año, el de su definitiva consagración, después del boom que supuso la Bienal del año pasado. Por los escenarios españoles han pasado sus últimas propuestas: Tierra de Calma y De la Frontera, este último con gran éxito en el Teatro de la Maestranza hispalense. También en la Bienal Málaga en Flamenco presentó un nuevo proyecto, Por los caminos que van, sobre poesía de Muñoz Rojas, interesante y fallido.

Y es que 2007 ha sido el año de la definitiva consagración de Málaga en Flamenco. No dispongo de espacio para tratar el tema con el detalle que merece, pero es cierto que algunas de las grandes puestas en escena del año, y de los grandes fiascos, se vieron en los escenarios de los pueblos y ciudades malagueños, así como en sus espacios naturales. De los fiascos mejor olvidarnos para recrearnos en la voz de Mayte Martín, la guitarra de Miguel Ochando o el gran concierto que Paco de Lucía ofreció en la Plaza de Toros de la Malagueta, con homenaje a ritmo de verdiales incluido.

Rocío Molina presentó en Málaga el que es, hasta la fecha, su mejor montaje Por el decir de la gente, basado en el romancero y el cancionero sin guitarra del flamenco. Ha sido el año de Rocío, que inició el mismo recibiendo el Premio de la Crítica Flamenca, lo siguió presentando tres espectáculos al mismo tiempo, bailando en La Unión (lo mejor, junto a Morente, del festival), y lo cierra con esta obra en Málaga. Por cierto que Morente llevó a cabo un buen número de interesantes colaboraciones, como el disco La leyenda del espacio de Los Planetas.

Ha sido el año del cambio en la dirección en la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, acaecido a finales de 2006. Cambio, por decir algo, puesto que Bibiana Aído, la nueva directora que la institución de la Consejería de Cultura dedica al flamenco, no ha variado en mucho los designios de su antecesor en el cargo: parecidos aciertos y parecidas arbitrariedades. Entre los primeros la extensión del ciclo Flamenco Viene del Sur a tres capitales de provincias andaluzas más, y la puesta en marcha de un proyecto que se había gestado y diseñado en la anterior etapa: los talleres profesionales y divulgativos de flamenco. La divulgación es la única vía para la normalización cultural de este arte. Es decir, que el conocimiento la pasión no quita, o lo que decíamos al principio. Por eso resulta sangrante que la mayoría de los ciclos consolidados se sitúen lejos de nuestras fronteras: el Aula Flamenca de CajaDuero, Jornadas Flamencas Ciudad de Valladolid con el Festival Internacional del Cante de las Minas, o el curso de Flamenco que dentro de Els Juliols lleva unos años desarrollando la Universidad de Barcelona.

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