Cultura

Ni contigo ni sin ti, la familia

Factoría Teatro. Texto y dirección: Gonzala Martín Scherman. Intérpretes: Montse Díez, Iván Ugalde, Victoria Teijeiro, Iñigo Asiain y Salvador Sanz. Escenografía y gráfica: Arturo Martín Burgos. Iluminación: Ros. Vestuario: Juan Ortega. Música original: Eric Foinquinos. Lugar: Sala Fli. Fecha: Sábado, 10 de diciembre de 2011. Aforo: Medio.

Es de agradecer el esfuerzo y la apuesta que, en este caso, realiza la Sala Fli para traer a nuestra ciudad una muestra del buen teatro que se realiza fuera de nuestra región.

Liderada por una malagueña, Gonzala Martín Scherman, la compañía Factoría Teatro demostró anoche, ante unos pocos privilegiados, la excelente calidad de su puesta en escena Familia en construcción. Un certero retrato de familia, de familias, que recorre tres generaciones y desmenuza de manera especular los entresijos de la llamada célula básica de la sociedad.

La familia. Esa institución de la que, casi, ninguno nos libramos, estamos condenados a formar parte y, en la mayoría de las ocasiones, la perpetuamos repitiendo muchos de los esquemas de los que huíamos. Como bien se explica en la obra todos somos más de un personaje en este entramado. Lo más fácil es empezar siendo hijos, sobrinos y nietos, pero pronto nos convertimos en hermanos, fácilmente en primos, a poco que lo intentemos, en esposos y esposas y, con suerte, en padres y abuelos.

Gonzala Martín, la autora y directora, ha jugado con el esquema anterior y ha convertido la obra en una cascada de situaciones en la que todos los intérpretes se desdoblan en varias ocasiones para dar vida a todos los parentescos.

La dirección es impecable y las escenas fluyen con gracia sin que se noten los cambios entre generaciones, tiempos y espacios. Para ello, Factoría Teatro cuenta con algo que la eleva por cima de la media teatral, sus intérpretes.

Los cinco actores son lo mejor de esta pieza que retrata a modo de instantánea fotográfica las relaciones familiares pero opta por quedarse en la epidermis sin plantear un verdadero nudo dramático. Pero, como decíamos, son sus impresionantes intérpretes los que convierten, con sus admirables voces y sus capacidades para cambiar de registros, a esta pieza en un verdadero deleite dramático.

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