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Crítica de Cine

Los creadores de 'La Sirenita' vuelven con otro gran Disney acuático

La princesa polinesia, de rebelde a comprometida por los suyos.

La princesa polinesia, de rebelde a comprometida por los suyos. / d.s.

Walt Disney es uno de los pocos nombres con capacidad de representar al propio cine americano, como Chaplin, Welles o Ford. Su obra sigue viva como las de todos los clásicos. Pero como además de creador fue empresario, su obra vive en otro sentido: la compañía Disney sigue produciendo títulos magistrales 50 años después (se cumplirán el próximo día 15) de la muerte de Walt Disney. En no pequeña medida los responsables de que siga triunfando 93 años después de su fundación y medio siglo después de la muerte de su fundador son John Musker y Ron Clements, los directores de Vaiana. Ellos fueron quienes crearon para el estudio en 1989 La sirenita, su mayor éxito desde El libro de la selva (1967), última producción controlada por Walt Disney. El tono del estudio decreció a partir de Los aristogatos (1970) y no recuperó su antiguo esplendor artístico y comercial (pese a títulos excelentes como Basil el ratón superdetective, primera incursión de Musker y Clements en el largometraje animado, aquí formando parte de un equipo de cuatro directores) hasta que La sirenita inició su segunda edad de oro de la que forman parte otras obras de Muker y Clements (Aladdin, Tiana y el sapo) y de otras grandes parejas de creadores Disney como Kirk Wise y Gary Trousdale (La bella y la bestia, El jorobado de Notre Dame), Rob Minkoff y Roger Allers (El Rey León), Mike Gabriel y Eric Goldberg (Pocahontas) o Chris Book y Jennifer Lee (Frozen).

Gracias a estos talentos los reyes de la animación en el siglo XXI -por encima de las estimables Blue Sky de Ice Age y la Dreamroks de Shrek- son la veterana Disney y la explosiva Pixar fusionada con ella conservando su independencia creativa.

El retorno de Muker y Clements está a la altura de sus avales. En el formato de película con canciones (más que comedia musical) que ellos resucitaron con La sirenita, dando una nueva dimensión a la importancia que desde Blancanieves la canción siempre tuvo en los largometrajes Disney, y por primera vez realizando toda la película digitalmente, nos regalan otra creativa, divertida y un punto emocionante -además de técnicamente asombrosa- película destinada, casi con total seguridad, a convertirse en un clásico. Con ideas brillantes como los cocos piratas, el cangrejo majareta o el tatuaje viviente (lo mejor de la película, extravagante actualización del Pepito Grillo como conciencia o alter ego del semidios que acompaña a la princesa), la historia de la princesa polinesia rebelde que acabará siendo la luchadora que combata por salvar a los suyos es puro Disney que no ignora la competencia de Pixar y de la animación japonesa, a los que hace guiños sin abandonar su propio estilo. Tiene, naturalmente, un contenido positivo y optimista al que se suma -progresando a partir del modelo de La sirenita- un tratamiento menos convencional de la protagonista femenina. Dicho sea sin hacer de menos a Blancanieves, la Cenicienta o la Bella Durmiente. No hace falta decir que la banda sonora de Mark Mancina, colaborador musical de Disney desde los ya lejanos tiempos de Oliver y su pandilla (1988), es espléndida, en gran parte gracias a las colaboraciones del polinesio Opetaia Foa'i y del compositor, libretista, actor y cantante Lin-Manuel Miranda, uno de los nuevos reyes de Broadway tras los éxitos de las comedias musicales In the Eights y Hamilton.

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