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Crítica 'Tiempo sin aire'

Y al espectador, ¿quién lo venga?

Tiempo sin aire. Drama, España-Colombia, 2015, 105 min. Dirección: Samuel Martín Mateos, Andrés Luque Pérez. Intérpretes: Juana Acosta, Carmelo Gómez, Adriana Ugarte.

Podríamos distinguir a leguas una coproducción hispano-americana de Gerardo Herrero, especializado en ese modelo de cine de ida y vuelta organizado en torno a las necesidades y peajes del diseño de producción que determinan el guión, el reparto, el equipo técnico y demás elementos del filme por encima de cualquier otro criterio, no digamos ya el artístico.

Es el caso de esta anémica y postiza Tiempo sin aire, que transcurre entre la selva colombiana y la isla de Tenerife, punto de partida y destino del periplo de una madre dispuesta a vengar la muerte violenta de su hija a manos de un grupo de soldados mercenarios en plena guerrilla entre los que se encuentra un joven español.

Con un dramatismo maniqueo en el límite de la caricatura y unas hechuras de melodrama ramplón para el que se han necesitado nada menos que cuatro guionistas, la película que dirigen Martín y Luque completa su catálogo de desaciertos con una trama romántica protagonizada por un desmejorado Carmelo Gómez, personajes e interpretaciones con serios problemas de dicción o credibilidad y nuevos viajes de ida y vuelta que justifiquen los permisos de rodaje de las respectivas film commissions. De por medio, el dolor de una madre, el autismo de un niño traumatizado, la ayuda de un psicólogo-curilla, la venganza diferida y la revelación de las atrocidades de la guerra se nos antojan una mezcla imposible y mal ensamblada para tomarse medianamente en serio, como sí parecen hacer sus responsables, esta película inerte y desastrosa.

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