Crítica de Música

El eterno retorno de la Orquesta Bética

orquesta bética de cámara

Programa: Obertura 'Las criaturas de Prometeo', de L. van Beethoven; Concierto para piano y orquesta en Sol, de M. Thomas; Sinfonía nº 5 D. 485 en Si bemol mayor, de F. Schubert. Piano: Santiago Báez. Director: Michael Thomas. Lugar: Teatro Alameda. Fecha: Sábado, 23 de abril. Aforo: 60 personas.

Las recientes publicaciones de Eduargo González Barba sobre la historia de la actividad sinfónica en Sevilla y sobre los orígenes de la Orquesta Bética de Cámara parecen, tras leerlas, que nos estén hablando más del presente que de hace casi un siglo. Y no sólo por la situación actual de la Sinfónica, que también, sino sobre todo por corroborar con tristeza el sino que parece perseguir a la Bética desde sus primeros momentos hace ya más de noventa años. Apenas sesenta asistentes en un sábado por la tarde y las continuas dificultades de supervivencia de esta guadianesca orquesta son pruebas de que esta ciudad no ha acabado de asimilar como algo suyo la presencia permanente de esta orquesta que programa tras programa tiene que andar buscando espacios, apoyos y público. No se entiende, por ejemplo, que dada la vinculación de la Bética con el apellido Halffter, no haya podido tocar aún en el Maestranza, como siempre de espaldas a los grupos de la ciudad que lo mantiene.

En buena parte, nuestra orquesta decana sobrevive en lo artístico gracias al tesón incombustible de Michael Thomas. Al margen de cuestiones como la calidad del sonido de los violines en algunos pasajes, Thomas ha conformado un conjunto bien compacto, flexible y obediente a las indicaciones dinámicas y a las acentuaciones, algo ya evidente desde una obertura de Beethoven articulada con energía y contundencia y corroborado en una pieza de Schubert llena de dinamismo y de sentido del pulso interior. Báez relució con la brillante escritura del concierto de Thomas, obra divertida, de sencillo melodismo y guiños jazzísticos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios