En la semana de Feria, Diario de Sevilla continúa ofreciendo en exclusiva la colección discográfica Serrat personal. Llega a su ecuador (son 25 discos) con dos de sus mejores álbumes en catalán y en castellano: Ara que tinc vint anys (Ahora que tengo veinte años) y El sur también existe. Los dos podrían resumir a la perfección lo que ha movido toda su vida a Joan Manuel Serrat a componer canciones y cantarlas. Ahora que hace cuarenta y cuatro años que tiene veinte años.

Serrat, en las notas del libreto incluido en el estuche del disco, define como "disco fundacional" al Ara que tinc... "Aquél fue mi primer elepé y resultó muy aplaudido en el Gran Premio del Disco de Lloret de Mar". Poco después actuó por vez primera en en el Palau de la Música de Barcelona, y después en Televisión Española, en el programa Noche del sábado, como telonero de The Shadows, y nadie avisó a la audiencia de que lo que iba a escuchar era una canción en catalán.

Las diez canciones de Ara que tinc... tienen el encanto del impulso inicial, del idealismo adolescente, del intimismo y la sencillez. La que da título al disco es su mejor declaración de intenciones: Quiero cantar al amor. Al primero. Al último. / Al que te hace padecer. Al que vives un día. / Quiero llorar con aquellos que se encuentran solos, / y sin amor van pasando por el mundo. / Quiero alzar la voz para cantar a los hombres / que han nacido de pie, / que viven de pie / y que de pie mueren. Y La tieta (La tía solterona) es la canción de mayor hondura del disco, uno de los mejores retratos serratianos de la sociología popular.

El sur también existe es una obra maestra de la canción en español. El trabajo conjunto de Serrat y del gran poeta uruguayo Mario Benedetti puso en pie un álbum que debía servir de referente para más uniones similares de cantantes y poetas creando obra nueva para el pentagrama y para la lírica. Con tanta rima facilona y palabras reiteradas hasta la saciedad en los estribillos que se lanzan de modo incesante desde la industria discográfica, descollan mucho más la riqueza de vocabulario y los juegos verbales, preñados de ironía, con los que Benedetti dota de encanto a De árbol a árbol, Hagamos un trato, Los formales y el frío, Testamento de miércoles o Curriculum. Un canto a la alegría, al amor y a la esperanza de un mundo mejor.