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Cultura

"Un festival que cuesta 1,7 millones no es una bromita para opinar a la ligera"

  • "Pese a las críticas", dice, el SFCE suma espectadores, sirve a la industria andaluza y tiene resonancia europea · En esta nueva edición vendrán "lo más interesante de Cannes y una estrella del cine británico"

Una "operación de urgencia" llevó a Javier Martín Domínguez (Segovia, 1954) en julio del año pasado a pilotar el Sevilla Festival de Cine Europeo (SFCE), un certamen que, con respecto a la edición de 2007, triplicó su presencia en los medios nacionales e internacionales. Un dato valioso para quien ha sido corresponsal de TVE en Nueva York o Tokio, entre otras capitales, durante más de una década y defensor de la capacidad de Sevilla para catapultarse como sede del mejor cine del viejo continente. Precisamente, la estrecha relación que se ha forjado con la academia europea ha propiciado que la ciudad acoja el anuncio de las nominaciones de los Oscar europeos para los próximos cuatro años. Un acto que es ya, dice, una de las "señas de identidad" de un festival que se celebrá del 6 al 14 de noviembre.

-¿Qué balance hace de este año?

-En la pasada edición, se trabajaron dos aspectos fundamentalmente: el de provocar al público para que vaya más a las salas y ganar la visibilidad de la que carecía. El SFCE tiene que servir a Sevilla, pero tiene que ser visto desde fuera de la ciudad. Y el objetivo se cumplió con creces: somos conocidos en España y en Europa. Eso que para algunos puede parecer que es algo que pasa en la ciudad durante unos días en noviembre es el trabajo de más de un año de un equipo que, durante el festival, llega a las 200 personas.

-¿Se verán en Sevilla algunas de las películas presentadas en Cannes?

-Sí, algunos de los títulos más interesantes de Cannes y también de Berlín y de Karlovy Vary (República Checa). También tendremos algunas de las premiéres españolas de las películas que consideramos más punteras, que a veces no son las que consiguen premio, sino las que tienen unos valores nuevos en realización o en tono social, como pasó con Gomorra. Pudo parecer que la elección de la película [sobre la Camorra] fue fácil, pero entonces no había tenido un recorrido en casi ninguno de los grandes mercados europeos y luego lo tuvo fortísimo. Interesa hacer una selección de varios géneros y países y apoyar las pequeñas producciones.

-Ha dicho que traerá algunas de las mejores películas de Cannes: ¿vendrá entonces la Palma de Oro, El lazo blanco de Haneke?

-No... Títulos interesantes, no digo la mayoría. Lo que yo quiero de Cannes va a estar en Sevilla. Y otras cintas no estarán: porque ya se habrán estrenado o porque sus directores no viajan. No se trata sólo de traer la mejor película; la selección no debe estar al albur de la opinión de los críticos. Esto es un evento que cuesta 1,7 millón de euros, no una bromita para opinar ligeramente sobre ello. Es un festival que todavía tendrá que crecer en actividades y en presupuesto que no se tiene que dejar cegar por vanas ilusiones ni por críticas puntuales.

-¿Cuáles son los atractivos actuales del celuloide británico, país al que se dedica la edición de 2009?

-Está en un momento interesante: sabe llegar al público -ha sido Oscar el año pasado con Slumdog Milllionaire-, y, al mismo tiempo, están alentando a las pequeñas producciones y a la industria digital. Por otra parte, el British Film Institute está haciendo una labor fantástica de promoción del cine español. Además, es una industria que rueda en España y junto al SFCE se celebra la feria de localizaciones, que presentará las facilidades para rodar aquí y que animará a la coproducción con España.

-¿Sirve el festival para poner en marcha proyectos?

-Hay casos de películas que se presentaron en el festival que han tenido un gran recorrido, como el documental Ignacio Sánchez Mejías. Más allá del toreo y otros proyectos que nacieron aquí. El festival debe servir como centro de reunión y, de hecho, vamos a programar unos encuentros profesionales para abordar el asunto de las coproducciones en Europa: entre países europeos y terceros. Habrá un curso sobre distribución orientado a los productores y agentes españoles que deseen ver cómo sacan adelante sus películas, también en el terreno digital, un aspecto al alza.

-¿Cómo se traduce esa buena relación con Reino Unido en la programación del SFCE?

-Lo que puedo adelantar es que se va a proyectar una selección de 10 títulos recientes no estrenados en España y un conjunto de clásicos británicos elegidos por una gran figura de este país, que ya ha aceptado el encargo de venir al festival.

-¿Qué espacio tienen los cineastas andaluces en el SFCE?

-Desde el año pasado nos propusimos que la producción andaluza con visión hacia Europa tuviera un hueco importante. Mostraremos algunos trabajos de un cierto nivel, de coproducciones de Andalucía con Europa y esto será también una seña de identidad del festival.

-El cartel de este año, firmado por Carlos Saura, ha sido criticado [reproduce una flamenca] por proyectar una imagen rancia de la ciudad.

-El cartel obviamente es de Saura. Me ilusiona tener una imagen que aúna tradición y vanguardia como este cartel, representativo de lo andaluz. El que no está contento con su tierra y sus tradiciones tiene un grave problema. A Bigas Luna, para el cartel del año pasado, y a Saura, para el de éste, le dimos libertad creativa. Lo importante es que el cartel llegue bien a Europa. Si a alguno puede parecer que Saura haciendo películas de flamenco no es un moderno, será que no las habrá visto. La opinión sobre su cartel merece el mismo comentario.

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