Arranca la tercera edición del fest

La fuerza del teatro unido

  • Los impulsores del certamen hacen balance de la situación del sector, de su auge en los últimos años y de sus razones, y de los obstáculos a los que siguen enfrentándose en cada función

El teatro sevillano ya acaricia el sueño con los dedos. Desde que el año pasado se pusiera en marcha el Plan Director de Espacios Escénicos, las salas privadas han iniciado un proceso de renovación gracias al nuevo marco de subvenciones que prevé esta normativa municipal y que se ha visto reforzada por el Ministerio de Cultura. Lo que durante años ha sido el arte de lo posible concentrado en locales del centro se convierte en un movimiento con entidad propia que se expande al extrarradio.

Aplicarse el lema de que la unión hace la fuerza ha dado pie a la coordinación de las salas durante todo el año y a consolidar un Festival Internacional como el Fest, que hoy arranca en su tercera edición con K@osmos, un impactante espectáculo de teatro acrobático, con intérpretes colgados a 50 metros de altura, que se podrá ver a las 14.00 en la Plaza del Triunfo.

El primero en aparecer en el nuevo mapa de escenarios fue el Teatro de Salvador Távora. Los demás aún son futuro con proyecto licitado, lo que ha supuesto una inyección de optimismo que pretende divorciar a las salas alternativas del concepto de precariedad.

Los gestores culturales lo han visto claro: este nuevo capital permite una mejora en las instalaciones y la programación, con el objetivo de crear cultura de teatro a todos los niveles. Hasta el momento, el público de estos locales permanece fiel. Ni crece ni mengua. Nadie lo sabe mejor que Antonio Morales, responsable de la programación de La Fundición, que tuvo que trasladarse al Centro Cívico Torre del Agua, en el Porvenir, mientras reformaban la sala.

"Es curioso que veamos las mismas caras que cuando estábamos en el centro", reconoce. No necesariamente por abrir un escenario en un barrio nuevo se consigue un auditorio diferente. Público hay, pero no masas, y lo que persiguen las salas privadas es que la gente acuda al teatro con la misma predisposición que al cine: sin importar lo que se vaya a representar. Ahí es donde presentará batalla la Asociación Escenarios de Sevilla, que pretende trabajar por generar una cultura de teatro que se consolide en la ciudad.

La labor de este colectivo, integrado por los gestores de espacios privados de la capital, ha sido determinante para abrir el marco de las ayudas que han comenzado a cobrarse este mismo año. Según reconoce su presidenta, Isabel Blanco, este movimiento ha tenido mucho que ver con iniciativas como el Fest y la sensación de solidez que da la unión de los empresarios.

La coreógrafa dirige actualmente la actividad de Endanza, que se trasladó hace justo un año a las instalaciones del Centro de Artes de Sevilla (CAS) por exigencias del Plan General de Ordenación Urbana. Lejos de hacer un paréntesis en su trayectoria, Blanco hizo mudanza y reanudó la actividad artística y formativa justo al lado del río.

"Vamos a exigir mayor seguridad en la concesión de ayudas y ahora pretendemos buscar espacios donde publicitar nuestra programación de forma permanente". Son los principales objetivos que Isabel Blanco se ha marcado para este año. También le ronda por la cabeza la idea de crear una confederación de salas independientes de ámbito regional, una iniciativa que tendrá que reposar hasta que el sector comience a despertar en el resto de ciudades.

Nuevo mapa escénico

El cambio se produce paso a paso. Lo primero ha sido la reforma de la mayoría de las salas. La Fundición ya la ejecutó el año pasado. El Cachorro, a cuyo frente se encuentra María Hidalgo, comenzará en breve. En este caso, el teatro de Triana va a adaptar la instalación para aprovechar el patio, lo que le permitirá ofrecer espectáculos de mayor envergadura y al aire libre. Aun así, Hidalgo no las tiene todas consigo y exige a las administraciones una mayor agilidad en la tramitación de permisos. "En lo que se refiere al ruido, el Ayuntamiento sigue siendo restrictivo y nos lleva mucho tiempo arreglar el papeleo", dice.

TNT-Atalaya podrá estrenar su sala de Pino Montano este mismo año y La Imperdible cambia de ubicación y se traslada junto al río en Torneo, en una zona de uso exclusivo cultural. Mientras tanto, sus responsables, José María Roca y Gema López, se han hecho cargo del Teatro El Duque, que se reabre coincidiendo con el Fest.

Sigue siendo sólo un proyecto en el Tardón el espacio escénico conjunto para la escuela teatral de Viento Sur y la escuela de baile de Matilde Coral.

Calidad de programa

La programación se lleva el grueso de la inversión. Los gestores han echado cuentas y empiezan a engordar sus agendas con compañías de mayor calibre. No se trata sólo de sufragar el caché de estos grupos, sino de lo que conlleva su contratación: más personal técnico, mayor espacio o equipos más especializados. La Sala Cero ya ha contado con grupos como Multiproducciones, una colaboración que en temporada anteriores "hubiera sido impensable", reconoce su gestor, Ángel López.

El empresario se encuentra al frente de 12 personas que trabajan de forma asidua en la sala, aunque en realidad este espacio emplea de forma indirecta a muchas más personas. Para López es "lógico" que el sector haya despegado, pues de lo contrario habrían "desaparecido".

Esta mayor exigencia de las salas en la programación se ha notado también en el Fest, que este año cuenta con 23 compañías, de una calidad "exquisita", añade Pedro Álvarez-Ossorio, director de La Fundición y del festival. Para este gestor cultural, el sistema de autogestión que llevaban las salas hasta hace unos años no es viable. "Nadie puede subsistir a 10 euros la entrada con un aforo para 150 personas y no podemos depender siempre de la buena voluntad".

Pero no es tiempo de mirar atrás. El mundo de las artes escénicas está de enhorabuena con esta revitalización, que "empezó por la unión de la iniciativa privada", recalca el director de Noletia-La Teatral, Gonzalo Andino. Este apoyo mutuo es lo que ha movido a las administraciones a prestar oídos a las necesidades de las salas. Para Andino, que ha organizado este mes el Sevilla Circada, reconocer la importancia de la cultura alejada de lo institucional "ha supuesto un gran avance".

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