estrambótico

Baile y coreografía: Gero Domínguez. Violonchelo: Carlos García. Violín: Manu Cabrera. Teclados: Daniel Díez. Percusión: Jesús Campos. Lugar: Fundación Cajasol. Fecha: Jueves 21 de abril. Aforo: Tres cuartos.

El malagueño Gero Domínguez ha elegido para su nuevo espectáculo una serie de clásicos populares barrocos. Baila Domínguez principalmente obras de Bach, aunque también incorpora a su repertorio de Haendel y Vivaldi, en arreglos bastante libres para teclados, sintetizador, violín eléctrico y batería. Incluyó la propuesta un número con música contemporánea y otro de soleá, seguiriya y bulería.

El bailaor permaneció en escena durante todo el espectáculo haciendo un enorme despliegue tanto físico como de recursos técnicos. Domínguez pertenece a esa tradición flamenca que llamamos vanguardia, que inició Vicente Escudero y que tiene hoy a Israel Galván y a Andrés Marín como sus principales valedores en lo que a baile masculino se refiere. Éstos son sus referentes y no los oculta. El intérprete ha llevado a cabo un intenso trabajo de búsqueda de recursos coreográficos para tan magna empresa, y ha conseguido resultados admirables. Un bailaor en la línea sombría señalada, y no sólo por el vestuario, también por lo intrincado del mensaje, tanto en lo conceptual como en lo técnico, que lo obligó a un tour de force extenuante.

No obstante, quizá su mayor contribución se cifra en el trabajo gestual, bastante olvidado en la danza flamenca masculina actual, y que Domínguez ha desarrollado notable y brillantemente. No así el uso de los objetos -canicas, silla, batuta o pandero-, que aún puede desarrollar más.

El malagueño no bailó para la guitarra y el cante, aunque sí se enfrascó en esas largas escobillas, inevitables, que son la seña de identidad del flamenco contemporáneo. Domínguez ha bailado las músicas del barroco europeo que le gustan, que le conmueven.