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Homenaje a gaspar de utrera Diversos artistas rinden tributo al cantaor, fallecido el pasado martes

En memoria del rey Gaspar

  • Los flamencos dan el último adiós a uno de los grandes intérpretes de este arte, bohemio y raro, al margen de los circuitos comerciales y por ende secreto para la gran mayoría que no podrá disfrutar ya de su arte

La muerte de Fernanda de Utrera demostró que, a la hora de dar una última despedida a los nuestros, podemos ir más allá del clásico y manido festival de tres horas. No lo entendió así la Fundación Machado, que nos endosó anoche un largo festival del tipo estival, con su presentador y todo, a la hora del último y póstumo adiós a uno de los grandes cantaores del siglo. Y es que, en ocasiones como ésta, la suma acaba restando. Con todo, asistimos a momentos de intimidad y verdadero deleite, aunque la ocasión fuera dolorosa. Y gozosa: se trataba de acordarnos de quien tanto placer nos dio cantando. Un hombre que se presentó anoche a sí mismo en una proyección con que se abrió el recital como "calentón", de forma que siempre "andaba tieso", y que se volvió a su Utrera natal pese a las ofertas laborales que le hicieron desde el norte: de Madrid se vino porque le molestaban los coches y de Barcelona porque no le gustaba el agua. Hoy que Utrera tiene tantos coches como Barcelona entonces, asistimos a un ritual de vida y de muerte en forma de seguiriya. La sacerdotisa, la chamana, fue Inés Bacán. Una cantaora semioculta, una intérprete desconocida en su propia tierra. Pero es que hay placeres (aunque sean dolorosos, com éste) cuyo secretismo aumenta la intensidad. La seguiriya secreta con que Bacán se acordó de Gaspar vale un Potosí. Un rey sin corona con un tesoro en la garganta. Este placer doloroso, este doloroso placer, es el mejor homenaje que se le puede hacer a un cantaor que vivió libre, al margen del mercado. Y que, por ello, fue también secreto placer. Un rey sin corona. Un monarca del cante, de andar por casa. En este sentido Bacán es digna heredera del de Utrera. Digamos que ambos cantaban por una necesidad fisiológica de espantar sus dolores expresándolos, en una suerte de exorcismo.

También Diego Carrasco supo de los secretos de Gaspar y, por eso, el más arriesgado de los intérpretes flamencos de hoy, el más radical, supo afiliarse, convenientemente, a la tradición. Quiero decir al folclore, en forma de la canción popular Debajo de la hoja de la lechuga dicha con su guitarra, a la manera de un trovador de antaño.

José Mercé dijo que "ésta es la tercera vez que vengo a cantar para Gaspar de Utrera. Y espero poder volver a cantarle", para escanciar unas formas por soleá y unas cantiñas de la que es hoy estrella mayor del firmamento flamenco, en lo que a popularidad se refiere, y el mejor cantaor por alegrías de Jerez de todos los tiempos tal vez, con permiso del Sordera.

Dorantes ofreció para su tío seguiriyas melosas que enlazó con bulerías en un alarde de virtuosismo rítmico del que no fue ajeno Tete Peña a la percusión. El guitarrista jiennense afincado en Utrera Antonio Moya fue uno de los asistentes de Gaspar de Utrera en los últimos años, en que la enfermedad hizo mella física en el cantaor, hasta el punto de no poder salir a la calle. Así que su presencia en la escena de la Sala Joaquín Turina fue doblemente emocionante. También por la delicadeza y limpieza a la hora de ofrecer sus falsetas de miel, su guitarra de leche para el cante de La Cañeta y de Tomás de Perrate. Aquella trajo la fiesta, los carnales tangos del Perchel, de Málaga. Tomás evocó a su padre para evocar a su tío: cantó la soleá de Perrate para acordarse del cante por soleá de Gaspar de Utrera.

Igual que la Cañeta, ni Paco del Pozo, que cogió el Ave cuando se enteró, ayer mismo, del homenaje, ni José Salazar, un intérprete que compartió primeros premios con Gaspar de Utrera en el Concurso de Cordoba de 1957 y que se encuentra desde hace años casi retirado del cante, estaban anunciados. Fernando de la Morena por bulerías santiagueras aéreas, Aurora Vargas, Concha Vargas y El Lebrijano con unas seguiriyas sentidas en extremo, completaron una noche larga y rebosante de emoción.

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