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Cultura

En el mundo onírico de María Bueno

  • La pintora y escultora malagueña ha intervenido junto a su madre, Ángeles Castellano, las diversas estancias de Espacio Olvera

  • El proyecto reivindica la fuerza de los materiales humildes

En el mundo onírico de María Bueno

En el mundo onírico de María Bueno

La experimentación con los materiales es una de las señas de identidad artística de María Bueno (Málaga, 1976), a quien ahora reivindica la galería Espacio Olvera con Ojos de tigre cuando tú miras, donde comparte autoría y protagonismo con su madre, la también poeta autodidacta Ángeles Castellano. Ambas han intervenido la galería, originalmente un piso en el entorno de la barriada de San Pablo, para amueblar las distintas estancias con frutos de su universo onírico, piezas realizadas a cuatro manos a la manera de los cadáveres exquisitos surrealistas.

María Bueno cursó estudios de Bellas Artes en Canarias y los continuó en Francia, donde arrancó su carrera profesional y nació su hija. Regresó hace unos años a Málaga y hoy es uno de los rostros más reconocidos en la escena artística de la capital de la Costa del Sol. Notable ilustradora, destaca también como escultora y artista textil, disciplinas que hermana a través de un imaginario exótico que la conecta con pintoras visionarias como María Blanchard, Remedios Varo y Maruja Mallo. Aunque ella considera que su arte esencialmente intuitivo está más en deuda con su madre, "y empoderarla para asumir este proyecto me hizo muy feliz", dice.

En esta muestra comisariada por Susana Blas, recrean el ambiente de su hogar y sorprenden al visitante con piezas de ajuar intervenidas, como la instalación titulada Lo que percha, un colgador del que pende un delantal pintado por madre e hija, a las que vemos retratadas por el checo Zdenek Tusek en la fotografía que da acceso al salón. A continuación, el visitante encuentra un icónico cuadro con patas, Mueble Bar, donde el metacrilato protege un inmenso collage de poemas y dibujos realizados con bolígrafos y rotuladores gastados cuya textura final recuerda a la de las acuarelas. Motivos zoomorfos, flores con pies, numerosos barcos "porque he vivido cerca del mar la mayor parte de mi vida" se suceden en esta instalación donde María Bueno considera que está el germen de obras futuras, "como una especie de semillero". A su lado, Alacena acoge una sierra oxidada que su abuelo guardaba en la casa de campo y de la que brotan ramas, zapatitos de barro y más animales fantásticos.

Cojines cosidos por Ángeles Castellano y dos sillas intervenidas conforman la obra Asientos donde hasta el remate del respaldo está esculpido con un rostro femenino que evoca el mascarón de proa de un barco. El trabajo en patchwork y las muñecas tejidas con hilo destacan en Escritorio y macetas, donde Bueno incluye un dibujo de su hija que ha espigado de sus cuadernos infantiles.

El reciclaje es, sin duda, una idea-fuerza de su proyecto artístico y no sorprende hallar aquí la huella de una maestra multidisciplinar que también ha trabajado con materiales humildes como Louise Bourgeois, especialmente en la obra del dormitorio, Esperanza, donde destacan los dibujos que decoran el cabecero de la cama y la colcha sobre la que se han bordado con hilos de colores versos compuestos por madre e hija. "Me crié en un ambiente matriarcal y creo que hay que darle voz a esa generación de mujeres artistas escasamente visibilizada", defiende María Bueno. Otras piezas conectan con su interés por los exvotos mexicanos y por la mirada feminista y mística de una pintura autorreferencial como Frida Kahlo. Son pequeñas camas pobladas por personajes que reposan, meditan o duermen. Falta una de la serie, cedida a la muestra Las formas del alma que acoge hasta finales de este mes la sede central del Instituto Cervantes en Madrid y de la que también es comisaria Susana Blas.

"Me apasiona conjugar la artesanía con la práctica artística contemporánea sin considerarla un escalafón menor. La urdimbre de la silla, la arcilla, la madera, todo lo que se puede ver aquí ha sido trabajado con las manos, por nosotras o por talleres a los que he encargado algunos soportes. Ahora estoy volcada en un proyecto con tapices y telares en Leganés (Madrid) para acercar la creación a los discapacitados; creo, y artistas como Joana Vasconcelos y Anni Albers son la mejor prueba, que el arte textil propicia unas dinámicas muy interesantes", concluye.

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