Crítica de Cine

No había necesidad

No había necesidad de hacer un remake argentino de aquella infausta Intocable de Nakache y Toledano a mayor gloria de la improbable amistad, basada en todos los hechos reales que ustedes quieran, entre un ricachón tetrapléjico y su cuidador negro que se convirtió en un inexplicable éxito de taquilla en Francia y media Europa de la mano de François Cluzet y Omar Sy.

Precisamente porque no había necesidad alguna existe este triste remedo que cambia apenas de acento, reparto y color de piel del coprotagonista para volver a contar la misma historia con los mismos chistes de dudoso gusto y la misma moralina barata sobre la utopía de amansar a las fieras del proletariado lumpen con un poco de instrucción y cultura y de insuflar humanidad y ganas de vivir a un adinerado depresivo y viudo al que el billetaje y el lujo no le proporcionan la tan ansiada felicidad.

Nadie que mejor que Marcos Carnevale (Elsa y Fred, Anita, Corazón de león), especialista en pastelería y bollería industrial, para perpetrar este innecesario regreso al lugar del crimen. En sus manos todo está a salvo del humor inteligente y fluye sin dificultades hacia esa taquilla boba que garantizan las buenas intenciones y la estupidez cuando van juntas de la mano. Que un actor serio como Óscar Martínez se preste a este teatrillo de las muecas y los sentimientos prefabricados (nunca mejor dicho) dice muy poco de muchas cosas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios