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María Solar. Escritora

"A los niños hay que hablarles de frente, la vida no es maravillosa"

  • La ganadora del Premio Lazarillo 2014 de literatura infantil y juvenil presenta la traducción al castellano del cuento 'Mi pesadilla favorita'

María Solar, presentadora de la TVG (Televisión de Galicia), publica con Siruela la obra con la que ganó la pasada edición del Premio Lazarillo, Mi pesadilla favorita, una historia para todos los públicos en la que se mezclan sueños y realidad.

-Manuel, el protagonista, es un niño que toma jarabe de perros para curarse de la fiebre, tiene un mellizo que nació una semana antes que él e incluso sus mascotas son dos perros verdes. Sin duda Mi pesadilla favorita es un elogio a lo diferente.

-Sí, en el libro se habla de muchos temas y uno de ellos es la diferencia. Sin embargo, hay que precisar algo: una cosa es ser diferente y otra es que te hagan sentir raro. A ciertas edades, ser calificado como el raro puede marcar mucho. Creo que con esta historia los niños pueden aprender que la diferencia es algo positivo.

-Además, muchas de las cosas que le ocurren a Manuel tienen una explicación lógica.

-Me gusta jugar con la ciencia, introducirla de una forma disimulada, porque aparte de periodista soy bióloga. Por ejemplo, sus perros son verdes porque ingirieron biliverdina durante su gestación. En 2014, en Valladolid pasó esto mismo, al igual que dos mellizos de Boston nacieron con una semana de diferencia.

-Ésas son extrañezas explicables. Sin embargo llega un momento en que la historia es pura fantasía.

-Sí, el libro tiene dos planos. Por una parte está esa realidad tan absurda, como lo es la vida misma. La otra parte del libro es cuando Manuel toma el jarabe que le hace soñar tantas cosas. Ahí sí me he permitido ser más fantasiosa.

-¿Para qué edad está escrito su libro?

-Pues puede leerse de los 8 a los 88 años. Se ha publicado dentro de la colección Las Tres Edades, de la editorial Siruela. Me gusta que haya sido así, porque este es el tipo de literatura que me interesa, para todos los públicos. Además creo que es mejor que no se marque una edad a los libros porque no todos los niños son iguales.

-Que tanto adultos como pequeños puedan leer esta historia debe hacer que se den reacciones muy diferentes.

-Se establecen dos niveles de lectura. Ante un mismo episodio cada uno siente algo diferente. El niño lo ve desde la inocencia, pero el adulto comprende todas las claves. Muchos mayores me cuentan que incluso han llorado con algunas partes del libro. Esta literatura para todo el mundo permite también algo muy bonito, que los padres puedan sentarse a leer con sus hijos. Esto es algo importante, porque no hay que dejarle todo a los colegios en materia de educación.

-Las ilustraciones de María Lires, una artista gallega como usted, parecen combinar perfectamente con la historia.

-Sí, ha hecho un trabajo muy onírico que incrementa el texto. No me gusta que las cosas sean muy explícitas, porque los niños son muy listos y saben entenderlo todo. Al igual que yo dejo las reflexiones abiertas, los dibujos también lo hacen.

-Su libro no edulcora la realidad. Hay episodios, que aunque envueltos en humor, muestran una realidad dura.

-La Alicia de este cuento, homenaje por supuesto a la de Lewis Carroll, es en realidad una antialicia. Dice vivir en el País de las Maravillas, pero lo cierto es que es una niña pobre que se encuentra en una situación de explotación infantil. A los niños hay que hablarles de frente, hay que contarles cosas duras. No podemos sobreprotegerlos, porque no todo en la vida es maravilloso.

-Hay otro personaje muy triste, un enterrador al que le da la risa floja crónica y acaba perdiendo su trabajo.

-Sí, es un hombre muy gris que trabaja con la muerte. Decide asistir al nacimiento de los cachorros porque quiere conocer el comienzo de la vida. Pero al ver que son verdes ya no puede parar nunca de reír y eso repercute en su trabajo. La vida es así, algo que debería ser bueno, como descubrir la risa, acaba por tener un mal resultado.

-Supongo que no es casualidad el apellido de otro de sus personajes, Matute.

-Por supuesto que no. El día que falleció quise hacerle un humilde homenaje usando su nombre. Después, cuando gané el premio Lazarillo me enteré de que justo en esa edición (2014) se cumplían 50 años de que Ana María Matute había sido premiada con este mismo galardón. Eso sí que es un final redondo.

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