Cultura

"El poliéster es como la acuarela de la escultura, rápido y alegre"

  • Enrique Ramos Guerra estará hoy en los Encuentros Nocturnos del Espacio Escala

El sevillano Enrique Ramos Guerra -pintor, escultor, diseñador o "espacialista", como le gusta definirse- atenderá esta noche al público en un nuevo Encuentro Nocturno en el Espacio Escala a las 21:30 para comentar su obra Nube para mecerse, que se expone estos días dentro de la muestra Nada. Durante la charla, Ramos Guerra proyectará fotografías de las creaciones que ha desarrollado a lo largo de su trayectoria, donde ahonda en sus "inquietudes sociales".

A pesar de tener diferentes etapas, el artista sevillano siempre ha mantenido una serie de temas comunes, como son "las flores, las siluetas, las nubes, el hombre, los pies y las manos" que, según asegura, le sirven para autoanalizarse. Así, entre sus obras más conocidas encontramos las esculturas de "muñecos", como los llama cariñosamente, que son, en realidad, "figuras humanas representadas como cáscaras, vacías". O las nubes, que aparecen con diferentes formas y materiales en collages, pinturas y esculturas.

Enrique Ramos ha destacado sobre todo por sus investigaciones de nuevos soportes, que explora "desde los años de facultad". Pero fue su faceta de diseñador en la juventud la que marcó un punto de inflexión en sus creaciones. En cinco años, reelaboró desde el interior de la estación de Linares-Baeza hasta la cafetería Julio César. "Me sentía orgulloso, pero cuando consigues que te respeten corres el riesgo de acomodarte", comenta. Así que lo dejó. Pero se llevó con él un estilo y unos materiales que definirían toda su obra futura, como los hilos de acero, que pueden ser siluetas humanas o nubes iluminadas y que, en general, le sirven para "quitar seriedad a la obra, para emborronarlo todo".

Pero su gran aportación al mundo del arte contemporáneo fueron las esculturas de paños encolados y poliéster, que para él es "la acuarela del espacio, más rápido, más alegre". Hace unos años recibió el encargo de transmitir a esculturas gigantes "los sentimientos del poliéster, pero en bronce, para poder exponerlo en el exterior. Y eso fue muy difícil".

Hoy, a sus 71 años, todavía pinta, esculpe, construye y hace fotografías. Lo combina todo en sus nuevas creaciones, pero sabe que tiene limitaciones. "No puedo levantar obras de tres metros que no voy a vender para hacerles una foto y desmontarlas, porque ya no me caben en casa". Entre sus proyectos de futuro figura montar una exposición utilizando como galería un edificio derrumbado, aunque no renuncia a la pintura de sus primeros tiempos. "Parece que quien hace arte conceptual no puede pintar desnudos. Pues bien, a mí me gusta pintar desnudos", bromea.

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