Cultura

Tras el rastro de Anders Zorn

  • El director del Museo Zorn, Johan Cederlund, busca en Andalucía obras del pintor impresionista sueco · La pinacoteca dedicará el próximo verano una amplia exposición al paso del artista por España

En 1881, con 21 años y recién terminados sus estudios en la Academia de las Artes de Estocolmo, Anders Zorn (1860-1920, Mora, Suecia) ya era en su país un reconocido retratista. Lejos de acomodarse, sin embargo, cedió a otra pasión compartida con los pinceles: el viaje. "Para él, como para muchos pintores de su época, venir a España era una aventura -explica Johan Cederlund, actual director del Museo Zorn de Mora, localidad natal del artista-. París era lo más natural, pero Zorn decidió venir aquí con otro pintor sueco, diez años mayor que él".

Tras pasar por Madrid, ciudad que al parecer no les gustó demasiado, ambos artistas siguieron su periplo en dirección al sur. "Cuando continuaron hasta Andalucía, de repente, Zorn descubrió todas las cosas que había imaginado: la luz, los olores, la naturaleza... -comenta Cederlund-. Se quedaron en Sevilla, en una casa de huéspedes de la calle Zaragoza, durante algunos meses del otoño de aquel año. El otro pintor iba cada día a Triana para pintar a los gitanos y disfrutar con ellos, mientras Zorn se quedaba en el centro y pintaba a las sevillanas".

De ello dan fe buena parte de las acuarelas realizadas durante aquellos meses en Sevilla, antes de partir hacia Cádiz. "Zorn tenía muchas ganas de ver el mar, y él y su amigo pasaron la Navidad allí. Vivieron en la casa de un profesor de arte, Ramón Rodríguez, e incluso hicieron algunas exposiciones en el estudio de un fotógrafo muy conocido entonces en Cádiz, Rafael Rocafull. En primavera, volvieron a Suecia".

Aquél sería el primero de los muchos viajes que Anders Zorn haría no sólo por España, sino por toda Europa y Estados Unidos. Bien residiendo en Londres, donde pasó cuatro años, o en París, donde vivió ya con su mujer, Emma Lamm, hasta 1896, fecha de su definitivo regreso a Mora, la fama del pintor creció y con ella los requerimientos llegados desde distintas partes del mundo. Admirador de Velázquez y Murillo, amigo personal de Sorolla -a quien también pintó con su limpio estilo naturalista- y Caballero de la Legión de Honor francesa desde 1889, en 1893 viajó por primera vez a Estados Unidos, donde en años sucesivos retrataría a varios de sus presidentes (Grover Cleveland, Theodore Roosevelt y William Taft). Todo ello sin dejar de regresar ocasionalmente a España. "En 1884 volvió a Madrid para hacer algunos retratos de familias aristocráticas. En su tercer viaje, en 1887, volvió a Cádiz y Sevilla, ya con su mujer. Vivió aquí algunos meses y luego volvió a Andalucía al menos cuatro veces más", cuenta Johan Cederlund, empeñado ahora en rastrear la existencia de obras que el pintor sueco pudiera dejar en Andalucía durante aquellas estancias. "Seguro que vendió cosas aquí -asevera-, necesitaba el dinero. En una finca en las afueras de Sevilla hemos encontrado una acuarela que creo que ya teníamos identificada en nuestro archivo en Suecia, pero que no sabíamos dónde estaba".

El motivo de la pesquisa que ha traído a Cederlund hasta Sevilla y Cádiz es la exposición Zorn en España, que el museo que lleva su nombre, abierto en 1939, inaugurará el próximo verano de la mano del embajador español en Estocolmo, Enrique Viguera. "Vamos a mostrar todas las acuarelas españolas suyas que tenemos en nuestro museo, pero también de colecciones privadas y otros museos suecos. También habrá cuadros de otros pintores, de Noruega y de Finlandia, que también estuvieron en España. Y también de pintores españoles, claro".

El objetivo del responsable del museo es adquirir o conseguir la cesión temporal de las obras de Zorn que puedan continuar en Andalucía, pero, sobre todo, "saber qué es lo que hay. Si encontramos cuadros suyos desconocidos, será fantástico", dice Cederlund, quien advierte, dando otra pista, que el pintor solía firmar por aquella época con la inicial de su segundo nombre, Leonard, por lo que muchas de sus obras llevan la rúbrica L. Zorn.

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