Cultura

El récord, una magnífica excusa

  • Camas vuelver a celebrar una fiesta multitudinaria con su gigantesca merienda de rosco de reyes

Nunca dejes que la verdad te estropee una buena noticia, dice el adagio periodístico. Y la palabra récord es sinónimo de novedad informativa. En Camas han aprendido bien la historia y, por quinto año consecutivo, el rosco de reyes más grande del mundo fue una magnífica excusa para celebrar una multitudinaria jornada festiva y subrayar el nombre de la localidad en el mapa, como destacaba su nueva marca, K+, en los globos naranjas que se regalaron al público.

El que se anunciaba como el rosco más largo del mundo, con 147 metros lineales, era en realidad una sucesión de secciones colocada en círculos concéntricos. Obviamente, como reconocía el primer teniente de alcalde de Camas. Eduardo Cabeza, no hay horno en el mundo capaz de hacer un rosco de tales dimensiones, que tampoco les preocupaba mucho, la verdad. "Sé que se han hecho gestiones para que vengan los del Guiness Record, pero no sé si han venido", admitía el edil.

En realidad, era lo de menos, y el esfuerzo realizado "a petición popular" no era menos impresionante. El encargado de elaborar el rosco, por cuarto año, fue Nazario, que tiene obradores en su Santiponce y en Camas. En ambos suele hacer cada Navidad unos 1.800 roscos de reyes, aunque el de Camas le da más trabajo.

"Durante tres días hemos estado ocho personas trabajando de seis de la mañana a once de la noche". El resultado, 170 secciones de 60x40 centímetros, con un peso total de 1.300 kilogramos y que dio para entre doce mil y trece mil raciones, para que nadie se quedara con el estómago vacío.

Algo que, con tanta bulla, no quedó claro otros años. "Hay mucha gente que no va porque es casi imposible coger un trozo", decía una camera. Quizás por ello ayer había menos gentío que en otras ocasiones, pero también un nuevo sistema, un pasillo hecho con vallas, "que permite al público ver el rosco", explicaba Eduardo Cabeza.

Al personal no le quedó claro de todo el cambio. "El año pasado no estuvo tan mal. Y la gente comió, que había quien lo dejaba por las ventanas", aseguraba una señora. Al final el sistema fue mixto, porque además de la larga cola ante el pasillo, también se repartió en otras zonas de la plaza.

El comienzo estaba previsto a la muy taurina hora de las cinco de la tarde. A las cinco y cuatro minutos en casi todos los relojes (en el del Ayuntamiento, que está parado, no) abrieron el acceso al pasillo, después de que un pequeño con un chandal del Sevilla se escapara en solitario. El reparto, sin embargo, se hizo esperar hasta las y media, tras el exhaustivo repaso de sus promesas electorales por parte del alcalde, Juan Ignacio Pazos, y una vuelta al ruedo a los sones del pasodoble tocado por la Charanga del Padrino.

Eduardo Dávila Miura cortó el rosco con una espada, como no podía ser menos en un pueblo "de tanta raigambre taurina", afirmaba Eduardo Cabeza, "y que celebra el 50 aniversario del descubrimiento del tesoro del Carambolo, del que hay una réplica en la Biblioteca Municipal". Incluso la presunta competencia, las confiterías, disfrutaron con la jornada. "Mis padres tenían una cafetería y se vende más rosco este día", aseguraba el teniente de alcalde.

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