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Crítica 'Terminator: Génesis'

El regreso de Schwarzenegger: dale que te pego

terminator: génesis. Acción/ciencia-ficción, EEUU, 2015, 126 min. Dirección: Alan Taylor. Guión: Laeta Kalogridis, Patrick Lussier. Fotografía: Kramer Morgenthau. Música: Lorne Balfe. Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, Emilia Clarke, Jason Clarke, Jai Courtney, J. K. Simmons, Dayo Okeniyi, Lee Byung-Hun.

Hace ya la friolera de 31 años que Terminator de James Cameron cambió el cine de fantasía e inició una franquicia que tres décadas después sigue siendo rentable a través de sucesivos pases televisivos, DVD, videojuegos o cómics, además de la extensión de la saga a lo largo de cinco películas. Lo paradójico es que en este momento de aceleración de la percepción del tiempo, con la obsolescencia programada afectando también al imaginario colectivo y los técnicamente sofisticados pero desoladoramente superficiales productos de usar y tirar que lo alimentan, el avance temático es tan lento que el cine aún vive en y del universo Terminator como si no hubieran transcurrido 31 años. Y esto es mucho tiempo para que sigamos en el parque de atracciones multiplicado por un imparable desarrollo de hallazgos técnicos que no han hallado un correspondiente desarrollo creativo. Si restan 31 años al estreno del primer Terminator se sitúan en 1953. Y parece evidente que de 1953 a 1984 el cine -comercial o de autor- evolucionó más que de 1984 a nuestros días. Estamos en tiempos técnicamente rápidos y creativamente lentos, ¡qué le vamos a hacer!

En cuanto a este Terminator: Génesis, qué quieren que les diga. ¿Se entiende? No, pero eso es marca de la casa porque las idas y venidas en el tiempo plantean problemas tan irresolubles a los guionistas para hacerlas creíbles como a los científicos para hacerlas posibles. Sustancialmente estamos en lo de siempre: doble salto al pasado para matar a quien quiere matar a la madre, no que lo parió, sino que habrá de parir a quien en el futuro podría liquidar la inteligencia artificial tan estúpidamente empeñada en hacer eso que los humanos hacemos solitos: exterminarnos. ¿Entretiene? Sí. ¿Aporta algo nuevo? No: variaciones sobre el tema original que matizan o varían situaciones y, sobre todo, la función de algunos personajes. ¿Tiene espectaculares efectos especiales? Sí. Hasta demasiados: la posibilidad de visualizarlo todo disparata y atrofia, en vez de excitarla, la imaginación de los guionistas. ¿Ruidosa? Muchísimo. ¿Lo peor? Cuando se pone sentimental. ¿Lo mejor? El regreso de Schwarzenegger yendo y viniendo en un tiempo que más que nunca se convierte en una madeja liada, saltándose a piola los 31 años que van del primer Terminator a éste, envejeciendo y rejuveneciendo cual premio Nobel con novia nueva. Con el valor añadido de que cuando sale de abuelito puede guardar en algunos planos un desconcertante parecido con El Fari. ¿Lugar dentro de la saga? La mejor tras las dos primeras entregas (lo que tampoco es decir mucho dada la poca calidad de la tercera y la cuarta).

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