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Música clásica

El reino de los mitos

  • Diverdi inicia la distribución en España de Medici Masters, sello dedicado a registros históricos del último medio siglo

La industria fonográfica del clásico sigue sumergida en un insondable mar de contradicciones. Mientras se buscan nuevas fórmulas para salvar a las empresas de la revolución tecnológica que ha hecho del disco un producto tan barato que su coste de producción resulta casi insostenible para las más grandes, no dejan de crearse sellos y más sellos que atienden repertorios infrecuentes o inciden en lo de siempre, pero mediante productos ya suficientemente amortizados o grabaciones radiofónicas que se aprovechan de ventajosos convenios.

Diverdi comienza la distribución en España de un nuevo sello dedicado a grabaciones históricas de grandes maestros de la segunda mitad del siglo XX. Medici Masters es un producto del consorcio Medici Arts (www.mediciarts.co.uk), que agrupa a los sellos BBC Legends y Royal Opera House Heritage y que ha editado hasta el momento 20 títulos del más popular repertorio, ese que va de Mozart a Stravinski, centrándose casi exclusivamente en la música orquestal (la única excepción es un disco del Cuarteto Amadeus con registros de Mozart y Beethoven del año 1956).

El grueso de las grabaciones procede de sesiones tomadas por la Radio de Colonia en los años 50, con la orquesta de la casa como gran protagonista y un puñado de directores y solistas de primer nivel, algunos absolutamente míticos, otros injustamente olvidados. Por empezar por éstos, cabría destacar el volumen 20, que nos trae al polaco Paul Kletzki (1900-1973), un maestro mucho menos reconocido de lo que sus méritos apuntan, apreciables en una impresionante Patética de Chaikovski (con la Orquesta Philharmonia, en 1960) y en el acompañamiento al Rey David (Oistrakh, claro) en un tan brillante como plausible Concierto del mismo compositor. Pero también hay un registro con música rusa de Sir Eugene Goossens (1893-1962), curioso personaje cuya carrera se vio truncada mientras trabajaba en Australia a mediados de los 50, al descubrirse su relación con Rosaleen Norton, conocida como la Bruja de King Cross, mujer aficionada a ritos satánicos y orgiásticos. Thomas Schippers (1930-1977) fue otra gran promesa frustrada, en este caso por una muerte prematura. Su disco es singular, ya que incluye muy antiguos registros barrocos (años 50 con la Orquesta Alessandro Scarlatti), junto a una intensísima de Prokofiev y una obertura rossiniana registrada al final de su vida.

Dejando al margen al pianista Shura Cherkassy, un tiempo admiradísimo y hoy colocado en un digno segundo plano, o al a menudo algo sobrevalorado Sir Adrian Boult, el resto de maestros entra directamente en el terreno del mito: hay tres registros dedicados al grandísimo Erich Kleiber (en uno, se le pude incluso oír su ensayo de la 39 de Mozart), otros tres a Otto Klemperer (ojo a sus Kindertotenlieder con George London o a su Missa solemnis de Beethoven, especialidad absoluta) y están convocados también Ferenc Fricsay (cristalinamente despejada Consagración de la primavera), Carl Schuricht (Haydn y Bruckner), Tullio Serafin, Dmitri Mitropoulos y los pianistas Walter Gieseking (acompañado nada menos que por Joseph Keilberth y Günter Wand), Clara Haskil (su Mozart impoluto junto a Fricsay y Ackerman) o Wilhelm Backhaus, que hace un Emperador de película asistido por Georg Solti. Todo ello al alcance de un click en www.diverdi.com.

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