Sólo los que son grandes son capaces de defender que en "en el arte no hay verdades absolutas", que la suya, pese al reconocimiento internacional y las distinciones que avalan su obra -Premio Velázquez y Premio Príncipe de Asturias, entre otros galardones-, no es más que una "creencia" porque "a diferencia de como puede serlo en Medicina o en otras disciplinas donde se tiene muy firmes las creencias, aquí no se sabe muy bien qué es lo que hay que enseñar, y se puede decir una cosa o la contraria". La cita es del pintor y escultor Antonio López (Tomelloso, 1936) que ayer presentó en la sala del Cabildo de la Casa Consistorial, junto al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, la primera edición de Sevilla es talento, una convocatoria de becas para jóvenes creadores de la que el próximo año se beneficiarán 12 artistas. La actividad, que surge gracias a la colaboración de la Fundación Valentín de Madariaga y tiene vocación de continuidad, está abierta a jóvenes nacidos en Sevilla de entre 18 y 35 años que, a partir de enero, deberán remitir una selección de sus trabajos a la sede del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS). Los candidatos serán seleccionados por un comité de expertos ligados a la divulgación y la difusión de artistas -entre ellos Rafael Ortiz o Pepe Cobo- y recibirán una cuantía de 300 euros en concepto de compra de materiales.

La fecha de inicio de los mismos será el próximo mes de mayo -"Sevilla está preciosa en esa época", celebró este artista que disfruta especialmente con la pintura al natural- y se desarrollarán durante tres semanas en la sede de la Fundación Madariaga: las dos primeras las impartirá el pintor Juan Fernández Lacomba, director de la actividad, y la última contará con el magisterio del manchego.

Tras esta experiencia, la citada Fundación costeará dos becas de 12.000 euros cada una para que los dos alumnos más destacados del programa amplíen su formación durante seis meses en el extranjero, vinculados a una institución o al taller de un artista de prestigio. A la vuelta, será el Monasterio de San Clemente, sede del Centro de las Artes de Sevilla, el espacio que acoja la exposición temporal de las obras que en este período hayan realizado estos dos jóvenes. Sus piezas, finalmente, pasarán a formar parte de los fondos de la colección del Ayuntamiento de Sevilla y de la Fundación Madariaga.

Más allá de este respaldo económico -tan importante en tiempos en los que el acceso al crédito para la formación de nuevos talentos es una entelequia-, el mayor logro para todos los participantes del programa es contar con el magisterio y el decidido entusiasmo de este referente de las artes plásticas. "No habrá pintor o escultor que se niegue a venir a Sevilla para reunirse con pintores jóvenes", dijo el artista que combina su trabajo, pausado y solitario en el estudio, con la enseñanza a lo largo del año en "tres o cuatro talleres de estructura muy simple" similares al que ahora apadrina en Sevilla. "Es de enorme utilidad poner en contacto a la gente joven con figuras a las que es difícil acceder, sobre todo, para aquellos que no están en los circuitos reglados, en la enseñanza universitaria", apuntó. "Serán días de mucha intensidad, porque en muy poco tiempo se hablará de muchas cosas, más que sobre técnicas, sobre el concepto en el que se fundamenta el lenguaje del arte, por eso conviene que participe gente que ya sabe pintar", recomendó. Según adelantó, López apostará por el trabajo mediante modelos y bodegones, al natural, una metodología que "será diferente a la de Lacomba" porque "la diversidad es propia del arte".

Una diversidad que es la que quiere trasladar a la vista de Sevilla sobre cuya idea ya trabaja y que estos días le ha traído hasta aquí. Sobre la obra, de la que ayer ni el alcalde ni el artista quisieron desvelar cuál será la sede definitiva, dijo que atenderá a la "Sevilla moderna, vista desde fuera, donde se adivine su centro histórico".