Más de un centenar de obras de artistas como Renoir, Cézanne, Rousseau, Braque o Matisse, así como piezas de arte primitivo integran la colección personal de Pablo Picasso, que desde ayer se exhibe en el Museo Picasso de Barcelona y que hasta ahora sólo se había visto en París (1978) y Múnich (1998).
La exposición, que estará abierta al público hasta el 30 de marzo, reúne 43 pinturas, 39 dibujos, 41 fotografías y una veintena de piezas de arte primitivo, así como cinco grabados y cinco collages.
En el inicio de la exposición se pueden contemplar obras de clásicos franceses como Le Nain, Chardin o Corot, piezas, sin embargo, muy vivas para Picasso, "ni fríamente académicas, ni banalmente ilusionistas".
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