Cultura

'Cabeza de mujer. Perfil': ley natural

  • cabeza de mujer.perfil Cannes, 1961. Chapa recortada y doblada. 31 x 19,6 x 11,7 cm. Donación de Christine Ruiz-Picasso. Museo Picasso Málaga.'Málaga hoy' presenta a sus lectores, una por una, las 155 obras de Pablo Picasso que componen la importante colección permanente del Museo Picasso Málaga, legado fundamental del artista

EL hombre ha construido el mundo a su propia medida; esto es, a la medida de su cuerpo. Las proporciones de la anatomía humana han determinado la arquitectura, el arte, la música, la física, el método científico. La manera que tiene nuestra especie de conocer y transformar lo que le rodea está íntimamente ligada a su tamaño. Desde que Leonardo da Vinci creara al Hombre de Vitrubio y recuperara el número phi, patrón de los antiguos griegos para ejemplificar la ley natural que dicta las proporciones en la naturaleza, los creadores han hecho del cuerpo humano un motivo artístico para indagar en la experiencia, el espíritu y la condición en él encarnada. Ejemplo radical y definitivo es el de Le Corbusier, que reveló el cordón umbilical que une al hombre con el espacio que habita a través de la arquitectura. Y también Picasso asumió la perfección orgánica de la humana estructura para pintar o esculpir sus obsesiones: el Picasso gnóstico, el ateo, el aterrorizado, el íntimo, el provocador, el manso, el fustigador y el tierno partieron siempre del cuerpo para mostrar a quien mira sus demonios, sus ángeles, sus debilidades, sus fortalezas y, en suma, su ser. En la colección permanente del Museo Picasso Málaga abundan casos clarificadores, pero uno llama especialmente la atención por su poder de sugestión: la escultura Cabeza de mujer. Perfil, que el genio creó en Cannes en 1961.

La pequeña obra entraña un reto para quien se atreve a mirar: el cuerpo es un misterio y hay que resolverlo. Hay que investigar de manera vehemente para hallar primero los ojos, la nariz y las orejas y luego las directrices anatómicas que se adivinan en la pieza. Para la búsqueda, Picasso no dicta un camino único: hay multitud de puntos de vista que pueden ser tomados, ángulos y senderos para el albedrío del visitante, que descubre así opciones distintas para alcanzar el corazón de la figura. Porque la meta, como quería Picasso, es el corazón. El cuerpo es un misterio, ciertamente, como lo es el hombre, surcado y atravesado por otros hombres, presencias e historias que nacen y renacen en cada espíritu y, por tanto, se transustancian en cada cabeza, en cada mano, en cada perfil. María Zambrano aseguró que "en cada hombre están todos los hombres", y en la investigación pronto hay que desechar la particularidad para admitir que Picasso abrazaba la universalidad: hay distintas maneras de atisbar las porciones del cuerpo porque, en realidad, cada uno de nosotros contiene en su fondo a otros. Mi nombre es legión, parece decir la escultura, porque somos muchos.

Parte del enigma se encuentra en los materiales empleados por Picasso: en esta ocasión, utilizó como base papel recortado y luego otra persona trasladó la figura a la chapa. De nuevo late el niño al que el malagueño siempre quiso regresar; el artista comprende que la manera más directa de acercarse al hombre, a su divinidad y su servidumbre, es imitar el modo en que los niños crean, hacen. Son. No hay más remedio que recordar los juegos infantiles de recortables e imaginar al Dionisos colmado de fuego que parió Las señoritas de Aviñón divirtiéndose con unas tijeras, sobre una mesa o el suelo, imaginando las formas, trayendo el perfil del mundo ideal donde sólo hay sombras. Este niño era un octogenario que vivía en Cannes. Siempre, hasta su muerte, quiso darle una oportunidad a esa libertad que no sabe más que de sí mismo.

Y, junto a la materia, el vacío. En los años 20, Picasso había sido pionero, junto a Julio González, en la inclusión de la nada como elemento escultórico. Lo que no somos también nos define: el cuerpo es una composición que reúne lo tangible y lo que lo configura frente al resto de la realidad. Ahí descansan la fragilidad y la levedad de esta criatura. Barro de los dioses.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios