Cultura

El Caribe en el jazz

  • Nacido en el Harlem de los años 40, el jazz latino no ha dejado de ofrecer grandes y singulares joyas Aquí ofrecemos algunas más recientes

Se le denomina jazz latino, aunque también se le nombra como jazz afrocaribeño, jazz afrocubano o cu-bop, pero sobre todo ha sido conocido como latin jazz. Fue el resultado de la interacción de músicos cubanos y puertorriqueños con músicos estadounidenses en el Nueva York de la década de los años 40, cuando los ritmos de baile cubanos se mezclaron con el be-bop dando como resultado algo completamente distinto -que es lo que sucede cuando las gentes y las culturas convergen en lugares nuevos.

Se pueden encontrar antecedentes del jazz latino en diferentes versiones que músicos estadounidenses de jazz hicieron de temas latinos, como la versión que en 1930 hizo Louis Armstrong de El manisero, The Peanut Vendor, una composición del músico cubano Moisés Simón Rodríguez; o en composiciones de músicos latinos para el jazz, como Caravan, escrita por el puertorriqueño Juan Tizol para Duke Ellington en 1939. Pero fue con el tema Tanga, en 1943, una composición del cubano Mario Bauzá interpretada por su grupo, Machito & His Afro-Cubans, cuando la integración sonora entre el swing, el be-bop y las sensibilidades rítmicas afrocaribeñas tomó consistencia y sentido.

Poco tiempo después, en 1947, la colaboración en Nueva York del trompetista bop estadounidense Dizzy Gillespie y el adrenalínico conguero cubano Chano Pozo daría paso al cu-bop, con Manteca y otros temas que facilitarían el posterior desarrollo estilístico y la popularidad del jazz latino. Estas grabaciones se encuentran recogidas en el doble álbum Dizzy Gillespie The Complete RCA Victor Recording (editado en 2010 por RCA Bluebird). Poco después, entre diciembre de 1948 y enero de 1949, Charlie Parker colaborará con la banda de Machito y Bauzá en la grabación de algunos temas. Pueden escucharse en otro álbum recopilatorio, Charlie Parker & Machito & His Orchestra, The Latin Bird (High Definition Jazz, 2000).

Inmediatamente después entrarían en escena músicos como Chico O'Farril, Bebo Valdés, Israel Cachao, Mongo Santamaría, Cal Tjader, Eddie Palmieri y muchos otros, hasta la aparición del grupo cubano Irakere, que en 1974 darían un vuelco al jazz latino, al integrar elementos de jazz, funk, rock electrónico y música académica con la música y la polirritmia afrocubana, consiguiendo una sonoridad nueva y original. Es muy recomendable su álbum Misa negra (Messidor, 1986). El grupo estaba dirigido por el pianista Chucho Valdés y contaba con la presencia del trompetista Arturo Sandoval y el saxofonista Paquito D'Rivera junto a otros -entonces jóvenes- músicos cubanos.

El jazz latino apareció en un momento histórico en que el jazz se encontraba redefiniendo sus raíces y su razón de ser, a través de un proceso de experimentación que se producía fundamentalmente en el barrio de Harlem. Un momento en el que también se consolidaban las señas de identidad de la latinidad neoyorquina, igualmente en Harlem, en el llamado Harlem Hispano, con la música como una de sus expresiones identitarias más notables. El jazz latino le debe tanto a la intuición creativa de Gillespie y Bauzá como a la comunidad puertorriqueña y cubana instalada en Nueva York.

El Continental Latin Jazz Festival, Clazz, reúne en Madrid, en el mes de junio, a los más destacados artistas internacionales del jazz latino desde el año 2011. El Clazz ha realizado ya seis ediciones en Madrid y se ha extendido a Ciudad de México, donde lleva tres ediciones celebradas, y a Lisboa.

El jazz latino actual es mucho más heterogéneo y diverso de lo que fue en sus inicios, pero no ha perdido una de sus principales características distintivas: su continua interconexión con la música popular, el interés de los músicos en trabajar con la tradición y desde ahí ser capaces de activar respuestas creativas, críticas e innovadoras, en su reinterpretación contemporánea del jazz. Sirvan de muestra estas cinco excelentes referencias:

Deep Rumba: This Night Becomes A Rumba (American Clavé, 1998). Música construida a partir de las percusiones afrocaribeñas. Músicos de diferentes países caribeños reunidos en Nueva York por el productor Kip Hanrahan. Un trabajo arriesgado y altamente conceptual con un resultado sorprendente. Contiene una versión antológica de Sunshine of Your Love de Cream. Participan músicos de la talla de Andy González en el bajo, Paoli Mejías, Amadito Valdés y Milton Cardona en las percusiones, Horacio El Negro Hernández en la batería, Jerry González en percusión y trompeta, Rubén Blades y Ciamara Laugart en las voces...: lo más selecto del jazz latino de finales del siglo XX.

Jerry González: … y los piratas del flamenco (Lola Records / Sunnyside, 2004). Magnífica experiencia donde el trompetista y conguero Jerry González articula la sonoridad del jazz latino con ritmos y tonadas flamencas y viceversa. Entre los músicos que le acompañan, Israel Suárez Piraña, Niño Josele y Diego El Cigala.

Varios: Frank Emilio. Amor & Piano (Bis Music, 2004). Álbum homenaje al fallecido pianista y compositor cubano Frank Emilio Flynn en el que participan tres generaciones de pianistas y músicos del jazz cubano actual. Una muestra del mejor jazz de la isla, con Aldo López Gavilán, Orlando López Cachaíto, Changuito, Tata Güines, Ernán López Nussa, Roberto Carcassés y Alexis Bosch, entre otros.

Eddie Palmieri: Listen here! (Concord Records, 2005). Palmieri es uno de los grandes pianistas del jazz latino de la última mitad del siglo XX, con una técnica que fusiona influencias estilísticas tan diferentes como Herbie Hancock, Thelonious Monk y McCoy Tyner. Músico abierto a la experimentación y la fusión musical, en estas grabaciones trabaja con músicos más jóvenes logrando actualizar su música en uno de sus mejores álbumes. Cuenta con David Sánchez (saxo tenor), Regina Carter, (violín), Giovanni Hidalgo (percusiones), Horacio El Negro Hernández (batería), Michael Brecker (saxo tenor), John Scofield (guitarra) y muchos otros.

Tony Martínez: ... & The Cuban Power (EGREM, 2010). Una ejemplo de lo que es el nuevo jazz cubano salido de las manos de músicos graduados en las escuelas de arte cubanas. Tony Martínez toca saxo alto y tenor, piano y percusiones, también vocaliza, compone y realiza los arreglos de su grupo The Cuban Power. Compositor informado, renovador y consciente de sus raíces, en su trabajo aúna ingenio, fuerza, intensidad y virtuosismo. Éste es uno de los mejores y más potentes álbumes editados en Cuba en los últimos años. Le acompañan, entre otros, Gonzalo Rubalcaba en los teclados, Julio Padrón en la trompeta, Anga Díaz a las congas y Julio Barreto en la batería.

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