Una murga tiene como misión fundamental, hacer reír durante todo su repertorio, según los entendidos. Además, en los estribillos buscan la participación del auditorio. Así era gran parte del libreto de coplas de Pa'viaje el mío, conocida popularmente por el apellido de su director, Alberto Zumaquero, que un año más aspira a ser una de las punteras. Y no sólo por ser la ganadora de los últimos tres años.

En esta ocasión, Rodrigo de Triana, los hermanos Pinzón, Juan de la Cosa y el resto de la tripulación, forman parte de la murga con el mismísimo Cristóbal Colón, del que dejaron claro, tiene un aguante sobre humano ante frío, calor, piratas y escorbuto, "pero luego con la parienta/aguanta sólo un par de minutos". El estribillo recuerda la fecha de salida del famoso navegante desde el onubense Puerto de Palos en 1492: "Salimos el 3 de agosto / a las diez de la mañana / y como era 3 de agosto / cogimos tela de caravana".

En la modalidad de murgas, también se presentó Tomemos cartas en el asunto, unos singulares carteros que ante la duda en el destinatario de las cartas, optan por introducirlas en el buzón del segundo B. Todo un alarde de eficacia. Para ellos el lenguaje de los teléfonos móviles es una dura competencia y critican la escritura con faltas de ortografía. Al compás del tirititrán de las alegrías, pidieron al alcalde que arregle la calzada del polígono Guadalhorce, porque "falta alquitrán tran, tran, tran". ¿Cuánto le echamos? llegó desde Loja y su título obedece a la duda de los invitados a una boda sobre la cantidad óptima de dinero que debe ir en el sobre-regalo. Presentan las nupcias entre "el niño del abogado" y "la niña la fea", apelativo ganado a pulso. En el altar entra en competencia directa con la madrina, que es incómoda de ver en grado superlativo. Desde la presentación al popurrí, transcurren las distintas fases de la ceremonia y del posterior convite; en todo momento los invitados vitorean a los novios y piden que se besen, aunque el novio no terminaba de animarse para acometer un esfuerzo tan supremo. Ellos quieren que les proporcione información de la autoría intelectual de los menús de estos eventos "porque están más repetidos que los niños del Juan y Medio". Don Francisco Paco los del Taco fue la última murga de la noche y parodiaban los usos y costumbres del español trasnochado. Su repertorio no convenció a gran parte del público, que se entretuvo recogiendo la cantidad de monedas (chocolate) y pasta (macarrones) que lanzaron desde el escenario, en alusión a su poderío económico.

La modalidad de comparsa abrió la sesión, ante un patio de butacas desangelado que se encargó de animar el archiconocido y perenne Miguel el Ciego. "Somos poquitos pero buenos", decía, rematado con aplausos y olés. Así entró en calor la sala, que paulatinamente se fue llenando hasta alcanzar los tres cuartos de entrada. La comparsa La Trastienda, procedente del núcleo benalmadense de Arroyo de la Miel, da vida a un amplio abanico de tipos carnavalescos (disfraces), en alusión directa al lugar que escenifican. Además de conseguir la hermosura poética en sus coplas, la comparsa apostó por encontrar la risa en los cuplés. La pantomima, procedente de la localidad gaditana de Alcalá del Valle, estuvo arropada por numerosos paisanos. Entre copla y copla hacían tipo y no soltaban palabra, ya que iban de mimos; lo dejaban patente en uno de sus pasodobles: "Un gesto vale más que mil palabras, un gesto fundamenta la expresión/un gesto es el espejo del alma/principio de la comunicación". La tempestad llegó desde Alhaurín el Grande con un conseguido telón de fondo. Su indumentaria alude a un músico en plena ancianidad, que se resiste a dejar de escribir aunque así lo quiera el destructor paso del tiempo, en alusión al Carnaval: "De ti no puedo escapar / y el cielo puede esperar". La fase preliminar encara ya su recta final, con las últimas sesiones de hoy y mañana. El jurado hará pública la nómina de semifinalistas en la madrugada del viernes.