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"Detrás de las canciones de la época franquista se articulaba el poder"

  • El Teatro Alhambra acoge la obra de cabaret 'Crónica sentimental de España', un espectáculo basado en textos de Vázquez Montalbán que muestra cómo las canciones reflejaban cada momento político

Manolo Escobar, Concha Piquer o Raphael simbolizan mejor que un sesudo tratado de historia la evolución política de la España de posguerra. Es uno de los pilares del cabaret Crónica sentimental de España, que dirige Xavier Albertí y que estará este fin de semana en el Teatro Alhambra.

-El cabaret era un mundo de gracia y picardía con los estómagos vacíos. ¿Era el reflejo perfecto de aquella época?

-Sin duda. Es un género al que curiosamente le está costando volver a encontrar un espacio central en los escenarios de este país cuando, además, la gran tradición del cabaret, del café cantante, de la revista, había generado un patrimonio y un público importantísimo. Todo esto posibilitó que Vázquez Montalbán, con su mirada certera, utilizase ese recorrido sobre la construcción de la sentimentalidad española desde los años cuarenta hasta nuestros días y nosotros nos hemos acercado de manera activa a este material.

-Actualmente, muchísimas películas y obras de teatro se centran en la Guerra Civil pero es casi más interesante la posguerra. Hay un gran vacío en los años cuarenta y cincuenta...

-Absolutamente. Hay un vacío sobre saber que las herramientas que tiene el poder para construir su imagen de España es a través de cosas tan aparentemente átonas como la sentimentalidad. Manolo Vázquez Montalbán inicia su Crónica sentimental de España con una cita de Antonio Machado donde dice que el hombre, frente a un paisaje, lo más que siente es frío o calor. Cualquier otra emoción es producto de la educación. El régimen supo perfectamente encontrar una forma de educar sentimentalmente a sus súbditos. En esa España única y vertical había una sentimentalidad única y vertical. Había una sola forma de querer a la novia, una única forma de decir te quiero... Eso es lo que enseña Vázquez Montalbán, que detrás de las grandes canciones de la época se articula también el poder.

-Vázquez Montalbán lo resume como "la perpetuación de la España eterna". ¿Qué tópicos quedan en pie todavía?

-Hay una serie de elementos que no han pasado por la crítica, que se han mantenido como elementos consustanciales de la esencia patria. Otra vez más, Manolo nos enseña que no hay nada consustancial, que todo son pactos, convenciones. Él dice que cómo es posible que la juventud de los sesenta que bailaba ritmos americanos se emocionase escuchando Mi carro de Manolo Escobar. No hay contradicción. Es la pervivencia de una ideología de continuidad de unos elementos más allá de cualquier crítica.

-¿Vázquez Montalbán se retorcería entonces con las manifestaciones en pro de la familia como única forma de convivencia y educación?

-Absolutamente. Nos falta su mirada irónica.

-¿Cómo adoctrina una canción como 'Tengo una vaca lechera'?

-Lo curioso es que La vaca lechera fue la canción más escuchada en la España de 1952. ¿Qué país decide que esa es la canción que más representa su sentir popular? Es la explicación a una especie de maná caído del cielo, de la leche americana.

-Concha Piquer, Carmen Sevilla, Manolo Escobar y Raphael son los artistas sobre los que se articula el espectáculo. ¿Representan cada uno en su momento la evolución política y social del régimen?

-Sin duda. Para Vázquez Montalbán Raphael es el cantante que necesitaba la España de la abundancia que dejaba caer su refajo sobre la nueva Europa.

-También Manolo Escobar, con su copla moderna y las películas junto a Concha Velasco en minifalda, representan a la perfección el aperturismo de los sesenta.

-Claro. Era una mirada de apertura que además sintetiza su biografía. Valores eternos de la España eterna, con Manolo Escobar casado con una extranjera atraído por la España diferente. Detrás de estos modelos hay una perfecta radiografía de la España de esa época. Concha Piquer, por ejemplo, es más una figura de transición. Nació en la República y se encuentra utilizada por el régimen. Vázquez Montalbán incide en el surrealismo de sus letras, en cómo los León, Quintero y Quiroga nos enseñaron a desarrollar el sentido de la subnormalidad para entender esas letras.

-En aquellos tiempos, cabaretera y prostituta eran sinónimos...

-Sí. Si se fija en El Paralelo de Barcelona, su gran eclosión se produce antes de la guerra, cuando las grandes fortunas europeas querían divertirse con los juegos de azar, y juego y prostitución estaban muy cercanos.

-¿Qué público acude a su 'Crónica sentimental de España'?

-Un público muy heterogéneo, sobre todo a nivel de edades. Gente muy mayor que utiliza el mecanismo de evocación para analizar su propia vida. En cambio, la gente joven se fascina con surrealismos tan absolutamente inconcebibles como "rascayú, cuando muera qué harás tú". Descubren un patrimonio que les ayuda a comprender la historia de este país.

-Como compositor, se formó usted con la vanguardia y autores como Donatoni o Berio. ¿Cómo se relaciona la vanguardia y la música más popular?

-No se puede entender a Valle-Inclán sin haber bebido del sainete decimonónico. Las vanguardias, en muchos casos, han sido reinterpretaciones de la tradición. Luego cortamos con eso y la tradición olía a podrido. Ahora nos toca conectar la mirada de nuestro tiempo con nuestra tradición, con nuestro pasado.

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