Más de 12 años lleva Rafael trabajando como peluquero pese a su juventud. Asegura que ha heredado la profesión de sus dos abuelos. "Considero que si no tienes en tu familia antecedentes y ves desde pequeño cómo vive un peluquero no llama la atención", reflexiona mientras corta el pelo a un gibraltareño que asegura que antes de vivir en Algeciras ya venía a que le pelara Rafael. En esta peluquería hay diálogo, mucho del que falta en la calle o entre vecinos. Con el arte de saber escuchar y participar, este joven se gana a la clientela. Mientras aguanta con humor las bromas de los que esperan cola durante la entrevista, explica que tiene un cliente que viene de Nueva York a pelarse. "Es marino mercante y cuando viene al puerto de Algeciras pasa por aquí", explica.

En Arana se respira la esencia de la antigua peluquería, un trato personal que Rafael considera primordial para hacer frente a la fuerte competencia. En Málaga su familia va a montar ahora la tercera barbería. Algecireño de adopción, llegó con 10 años, Rafael dice que la comarca es muy buen sitio para vivir. "En Tarifa están las mejores playas de España", dice quien defiende que hay que dar a la gente lo que quiere.