Cultura

"Si no hubiera cantores de la verdad, el mundo sería una ruina"

  • El cantautor flamenco Manuel Gerena presentó ayer su nuevo disco-libro

Defensor acérrimo de la libertad, cantaor atípico, intérprete personal y poeta, el cantautor flamenco Manuel Gerena ha llenado su vida con las palabras justicia y solidaridad. "Si no hubiera cantores de la verdad, el mundo sería una ruina", relataba ayer, con toda la sabiduría atesorada por la experiencia de ser uno de los cantaores perseguidos por la Dictadura, momentos antes de la presentación en Cádiz de su nuevo disco-libro Escribir para cantar (Flamenco con otro sentido).

A través de 400 páginas y 18 cantes, el artista de La Puebla de Cazalla recopila parte de su obra y añade material de nueva factura. "Además de algunos poemas de mis últimos cuatro libros, recuperamos material descatalogado, que es como yo llamo a los discos que ya no están en el Corte Inglés, como la obra que hice en homenaje a mi maestro del verso, Miguel Hernández", explicaba antes del inicio del acto que tuvo lugar en el Aulario de La Bomba.

La presentación contó con las intervenciones de la Vicerrectora de Extensión Universitaria, Marieta Cantos, el profesor Alberto Ramos, que ha prologado la obra, y Manuel Bohórquez, autor del libro Manuel Gerena. La voz prohibida, además de las palabras del protagonista que también deleitó al público con una muestra de su cante.

"Lo que más trabajo me ha costado es seleccionar el material antiguo. Cómo matar 1.500 poemas de 2.000", aseguraba el autor que ha incluido en este libro su personal homenaje al joven José Manuel García Caparrós, fallecido un 4 de diciembre de hace 30 años tras recibir un disparo en su intento por colocar la bandera andaluza en la sede de la Diputación de Málaga.

Así, la poesía y el cante han sido siempre las herramientas que Gerena ha utilizado para denunciar los asuntos que le preocupan. "He apostado por introducir la nueva palabra en el viejo cante porque creo que hay muchas cosas que decir", aseveraba el artista que fija sus inquietudes en "la poca solidaridad que existe con los países más pobres y con los compañeros y el pasotismo de la gente".

"Estamos en Democracia y, claro está, tenemos una aparente libertad de expresión que hemos ganado por el trabajo de mucha gente. Pero ese camino que abrieron otros hay que sembrarlo, cuidarlo, y no pisotearlo. Tener paz y justicia es construirla y no hablar de ellas con los cañones en la mano. Los pobres tenemos que tener cuidado con esas bananerías que nos sueltan los grandes poderes", recomendó.

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