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Muchos cines y algunos gratis

  • Si me gustaba el 'Príncipe' era por sus películas de 'combois' y el regalo de 'los martes, fémina' con la novia gratis. Arde el 'Regio' tras 'El caso Almería'. La censura: calificación '4', gravemente peligrosa.

CERRAR un cine es clausurar una gran ventana al mundo; es tapiar un paisaje múltiple y universal. Los cierres del Aliatar y los multicines Alhambra me traen el recuerdo de aquel José Nadal que un día nos regaló -en un libro- sus paseos por los Cines de Granada; aquéllos en los que se peleaban los vaqueros, nos hacían reír los payasos, suspirar los amoríos, gemir los dramas. Desde el Olympia y el Cervantes que abrieron sus salas en la década de los años 20 con butacas de madera y películas de celuloide, al Aliatar de 1942, levantado por Prieto Moreno sobre un antiguo almacén de carbón para proyectar la película Escuadrilla, del guapo Alfredo Mayo. Granada entera pudo ver los grandes éxitos del cine español con Sara Montiel, Miguel Ligero, Pili-Mili, Pablito Calvo y Marisol. El salón Regio inició su andadura mucho antes, allá por el año 14. Curioso cine que cambió su nombre durante la República para llamarse Salón Nacional; pero yo sólo me acuerdo del pianista del patio y de los pregones del Chato desde el gallinero, cuando nos colaba gratis Enrique de Federico a ver Cuando ruge la marabunta y a la guapa Ava Gadner en Mogambo. A partir del 54 había vuelto a llamarse Teatro Cine Regio hasta que ardió tras la proyección de El caso Almería, en 1984.

El Olympia aprovechó la recién abierta Gran Vía para colocarse allí en 1920 con su espectacular aspecto de templo griego. Aquí me busqué yo mi primer empleo, porque descubrí el negocio de la reventa de entradas. Cuestión de ponerse en la cola y comprar dos; cuando se agotaban, las revendía un poco más caras y con el sobrante me tomaba un helado en Los Italianos. Luego, entraba gratis porque Pepe García Luján el 'cameraman', era mi vecino. Cuando abrieron el Granada los de la misma empresa, la Sociedad Anónima de Espectáculos, quien me metía de gorra era mi hermano Lalo, al que Pepe colocó de ayudante del 'cámara'. Apareció en 1945 con la película Edison, el hombre, protagonizada por Spencer Tracy. Fue un cine muy especial; aquí se estrenó Lo que el viento se llevó en 1951 y disfrutamos mucho con La Túnica Sagrada, nada menos que en technicolor y cinemascope. Luego, a partir de 1984, sería el Granada 10 que ya une cine, café, copa, puro y hasta baile.

Hubo cines con nombres históricos: Isabel la Católica, Gran Capitán, Napoleón (luego Cervantes), Goya. Éste de las calles Puentezuelas me resultaba especialmente simpático porque aquí quien me colaba era mi compañero Paco Martín, gracias al cual vi gratis West Side Story, donde salía la bella Natalie Wood.

LA PANTOJA, EN EL APOLO. El nuevo Teatro Isabel la Católica se inaugura en 1952 con la ópera Carmen; hoy es una cocktelera en la que el Ayuntamiento sirve de todo. Tampoco me disgustaba el Cine Gran Vía, sobre todo desde que me hice amigo de Gabriel G. Ruiz de Almodóvar, compañero bastante generoso que nos regalaba las entradas en el cine de su padre; quiero aclarar que ninguna de las que vimos era 'S', ni calificada de '4', puesto que éstas eran gravemente peligrosas y no debían verse. Si me gustaba el Príncipe, al que llamábamos "canuto", era por sus películas de 'combois' y el regalo de 'los martes fémina' con la novia gratis. Al lado se instaló el Alhambra y pudieron subsistir gracias a la moda del llamado Cine de Arte y Ensayo y, años después, con el 'destape' a alguna que otra función golfa que evitaba ya que se tuviera que ir a Perpignan a ver El último tango en París.

Para cines de barrio en los años 60 había que irse al Central o al Apolo en el Zaidín. Cuentan que vino la Pantoja a cantar al Apolo y al ver las escaleras tan empinadas del camerino se marchó sin actuar. Así que corresponde al Zaidín la gloria de la carrera de desplantes de la célebre tonadillera. En La Chana aparecieron el Florida y el Victoria; y en el Albaicín, el suyo. Hubo muchos en la periferia: el Vergeles, desde 1980 hasta hoy, Las Flores, Astoria, Cartuja, Triunfo, Imperial, Albéniz, Alameda, Tívoli, Nevada.... hasta el Madrigal, Capitol, el Palacio del Cine y últimamente los Multicines, el 2000, la 'Ciudad del Cine' (Kinépolis) y hasta el X de la calle Séneca.

Aprovecharía esta ocasión para agradecer a aquellos benefactores que me colaban gratis, sabedores de que era hijo de familia numerosa y estaba más tieso que la mojama.

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