Cultura

Cuando menos juega a ser más

Cuando un director con gran experiencia en la música del siglo XX y un grupo de jóvenes instrumentistas sin miedo a los nuevos repertorios se unen, surge la magia. Esto ocurrió en el concierto del lunes. The love adagio, del joven Daniel Mateos, sirvió de obertura a la velada, con un pathos dramático de largo fraseo y construida sobre clichés armónicos que evocan estilos decimonónicos. La obra resultaba efectiva e intrigante en su sencillez, y seguía la estela de pequeñas grandes piezas como el Adagio de Barber.

El estreno absoluto fue a cargo de Nicanor de las Heras y su Gibralfaro, desarrollada en sucesión de acordes disminuidos cuyo efecto sonoro resultó cuestionable, y podría haber servido mejor para acompañar un filme de terror de los 50 que como homenaje al castillo malagueño. La sorpresa llegó con el Concierto para violín nº2 Americano de Zulema de la Cruz. Dentro de su creciente serie de conciertos éste ocupa un lugar muy destacado por su inmediato atractivo y el buen hacer de la autora al unir músicas populares con técnicas modernas. Los contrabajos comenzaban con un walking bass, así denominado en el jazz, y proseguía la orquesta a base de contratiempos, mientras el solista exponía melodías pentatónicas procedentes del blues y el gospel. El segundo movimiento fue tal vez el mejor momento de la noche: un tema armenio de una tristeza que cortaba la respiración daba paso al conjunto repitiéndolo al unísono en un ejercicio de minimalismo que demostraba que, a veces, menos es más. A pesar de ciertas imprecisiones en las partes más rítmicas, el conjunto quedó absuelto al centrarse la atención en la expresión.

Déjame hablar de Luis de Pablo ofrecía una pugna entre los instrumentos por tomar la voz cantante con la sensación de flotar en un ambiente nebuloso. El problema es que ese estatismo se alargó demasiado. Y para finalizar, el Concierto en re Basilea de Stravinski, una pieza poco interpretada de su catálogo, que planteó grandes problemas rítmicos al conjunto que fueron resueltos por el director admirablemente.

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