Cultura

Los niños vivieron su día más feliz

  • Pese a que la jornada amaneció con los cielos cubiertos las plazas y paseos se convirtieron en escaparates de juguetes

Como siempre, como cada 6 de enero, como cada día de Reyes, las plazas y paseos de la capital se convirtieron ayer en un gigantesco escaparate de juguetes en la que sin duda es la jornada más feliz del año para los niños.

Pese al frenazo económico, a causa de la inflación y el paro, con el consiguiente descenso en las ventas apuntado por los comerciantes, los juguetes se han seguido vendiendo, incluso se apunta que más que el año anterior.

La prueba más palpable ha sido que desde días antes ya se habían agotado numerosos productos, los más demandados por los niños y en muchos casos los menos madrugadores en adquirirlos se las han visto y deseado para que determinado juguete no tuviera que esperar a otro año.

Por eso, pese a que la jornada de la Epifanía del Señor amaneció con los cielos cubiertos y bastante humedad, los niños se hicieron los dueños de las calles para estrenar sus juguetes, en el día que más madrugan en el año y además sin necesidad de despertador.

Por el Paseo Marítimo, por el de la barriada de la Paz, entre otras zonas de extramuros, igual que por la plaza de la Catedral, la de Candelaria o el parque Genovés, por ejemplo, no faltaron niños con bicicletas, patinetes o coches para bebes, entre otros juguetes, que intentaban dominar con la ayuda de padres y abuelos, que aguantaron en la calle hasta que llegó la hora del almuerzo, con el consiguiente regreso a casa.

Para hoy, que también es festivo, se espera que se repita la misma imagen, porque el día siguiente toca la vuelta a clase, tras las vacaciones navideñas.

Los Reyes Magos, un año más, no han faltado a su cita con los más pequeños, aunque los mayores tengan que enfilar ahora una dura cuesta de enero, que no se sabe si terminará o seguirá en febrero, que para colmo este año es bisiesto.

Pero mientras tanto lo primero será aprovechar el día de hoy, disfrutar de la propina festiva y comprobar incluso como hasta el empeño ha merecido la pena.

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