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El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

Menudo es Álex Barreiro. Rotundo y certero, rindió cuenta de su capacidad en la escasa media hora que le concedieron para cumplir con el ritual de la alfombra roja de los IV Premios Platino. A diferencia de otros eventos similares en donde se prima el colorín y el cotilleo, Barreiro supo desentrañar en una serie de entrevistas sin paja, dónde se escondían las claves que debían ser despejadas aquella noche.

El programa estuvo en exceso editado. Todo se ceñía a un guión férreo. Pero pese a los condicionantes, el presentador supo sacar oro del cortísimo espacio de tiempo compartido con Almodóvar, Edward James Olmos o J. Bayona. Viendo a Álex Barreiro en acción sentí lo mismo que cuando Lara Síscar estuvo presentando 'Atención obras' mientras Cayetana Guillén Cuervo representó la función Hedda Gabler¡Cuantísimo talento hay desperdiciado en la santa casa de Prado del Rey y alrededores!

¿Pero cómo se atreven a fichar rostros de fuera (cuando leí que se rumoreaba que Álvaro Zancajo podría presentar uno de los Telediarios me dio un jamacuco) teniendo todo lo que tienen ya en la casa? Y en segundo lugar ¿Por qué se empeñan en 'quemar' a la mayor parte de los periodistas en el área de informativos?

No sólo de noticias vive el espectador. Ni las parrillas televisivas. Flotan en el ambiente numerosos formatos, todavía por inventarse, pero más que viables, que están esperando a profesionales como Álex Barreiro o Lara Siscar. Cuánto podríamos disfrutar con ellos, y con los que son como ellos, en una televisión que de verdad mereciese el marchamo de servicio público.

Porque no hay otra. Quien piense que de lo que se trata es de competir en audiencia está errado. Ahí tenemos el 'azul Telecinco' invadiéndolo todo. Es lo que le gusta a la gente. Y es justo de lo que TVE debe huir.

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