Todo lo he hecho por ustedes", ha sido la sincera despedida a todos nosotros de Narciso Ibáñez Serrador. Se nos ha despedido en la casa donde nos hizo disfrutar y donde nos sentimos respetados como espectadores y como familias. Historias para recordar, el Imprescindibles de La 2 de este lunes, ha sido el epílogo del más creativo de los nombres televisivos de nuestro país. "El que inventó la televisión en España", tal como le definió Mayra, su niña bonita con la que llegó a tener un desconcertante aprecio. Chicho en realidad destapó la televisión: cómo enfocarla y cómo contar (mejor) las historias a través de ella, poniendo las cámaras en planos insospechados. David Lynch, inspirado aún hoy, inventó que la televisión fuera el mejor cine con Twin Peaks, con personalidad muy definida, la misma vocación con que 25 años antes en TVE Chicho presentaba su premiada y conceptual El asfalto. En Historias para no dormir era el discípulo aventajado de Hitchcock y sus temáticas y sus detalles sexuales o críticos siguen sorprendiendo por la manera en que esquivaron la censura.

"Chicho no tiene amigos, tiene deudores", tintineaba jovial Alfredo Amestoy por todos los nombres descubiertos y acunados por el padre de la Ruperta. La sombra del Un, dos, tres es demasiado grande y a veces oculta todo lo que de visionario y audaz tuvo el también cineasta. Este Imprescindibles suena a obituario adelantado, aunque el realizador viene burlando a la muerte desde hace años y ha venido asistiendo con lucidez a homenajes y reconocimientos. Su hijo es digno custodio de su memoria y para las generaciones posteriores es imprescindible recordar figuras que se adelantaron a esta actualidad audiovisual tan efímera y zigzagueante donde el último youtuber ha descubierto la dinamita. Chicho fue el precursor del cine taquillero de estos tiempos, un cine comercial al que dotó de inteligencia y conexión con el espectador, como fue toda su aportación en TVE, aunque tal vez le sobró El semáforo y el último Un, dos, tres.