Amiguelón Alcántara le van a dar para el pelo en la ficción. Los guionistas van a dar un golpe de efecto tremendo a la audiencia de Cuéntame a costa de hacer desaparecer el papel de Juan Echanove, que tras doce años se queda sin familia en San Genaro. Llegó en los tiempos de juvenil plenitud de la serie de Ganga, como el hermano que regresaba de Francia, emigrante afortunado en esa aparente cáscara ante los demás. Se quedó en el barrio. Congeniaba estupendamente con el inquieto Antonio, que de ujier fue progresando de la mano de don Pablo, un Pepe Sancho que le seguimos añorando. Miguel, rojillo de vocación rebelde pero ingenua, concavidad desastrosa del personaje de Imanol Arias, creó su universo propio en Cuéntame como complemento a la familia principal. Echanove ejercía el hermano atropellado, que no calculaba las consecuencias de sus mareantes decisiones pero que al menos tenía una cosa clara: su lealtad incondicional a su hermano Antonio-Imanol. Todavía podemos recordar aquella escena de los dados como de los mejores destellos de una ficción española.

Hay demasiados personajes, hay guiones que corren por el flanco de los hijos, hay un presupuesto que hay que ajustar... y Miguel Alcántara se nos marcha a la banda del campo. Echanove está la mar de cabreado con el final de su juego. En Cuéntame, que sigue siendo un bombón, las bajas se viven como un suplicio. La serie seguirá adelante sin Miguel. Su adiós promete subidón.

Las Campos, por su parte, fueron espuma cervecera en la siempre gaseosa Telecinco. Fin de la partida para Qué tiempo tan feliz y adiós para el reality de madre e hijas. Tampoco en este caso temblarán los cimientos. Mediaset ha reconocido los servicios prestados a la patria tomatera y ha firmado un nuevo contrato con María Teresa Campos que ahora despedirá con pañuelos a Bigote Arrocet, que se nos marcha, fíjate, a Supervivientes. La realidad siempre gana a las ficciones.

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