DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Faltaba alguien, nada menos que el protagonista. Los diputados y senadores de la legislatura constituyente lo comentaban abiertamente, echaban de menos al rey Juan Carlos, impulsor y diseñador de la Transición.

Desde la Casa Real se explicaba que el propio Rey se había autoexcluido cuando decidió, tras la abdicación, que no aparecería junto a su hijo en actos institucionales, para dejarle al rey Felipe el protagonismo y se recordaba que ni siquiera acudió a su acto de proclamación. Pero en esta ocasión se conmemoraba la Transición, que tenía como principal empuje al rey Juan Carlos, con un puñado de hombres de diferentes ideologías que trabajaron codo a codo para superar cuatro décadas de dictadura y los rencores y tragedias de una guerra civil.

La prueba de que los asistentes conocían muy bien el papel jugado por el rey Juan Carlos fue el aplauso cerrado con el que recibieron las palabras de Ana Pastor cuando hizo un reconocimiento público y sincero de ese papel.

Una pena que una ceremonia emotiva, de merecido homenaje a la Transición y a quienes la pusieron en marcha, quedara empañada por un episodio que se podía haber evitado con un poco más de sensibilidad y con la generosidad que fue una de las señas de identidad de aquella época. Don Juan Carlos merecía estar allí escuchando a su hijo, y don Felipe no merece que las palabras importantes de su discurso hayan quedado empañadas por una ausencia incomprensible. Incluso para don Juan Carlos, que no dudó ni un momento que recibiría la invitación que nunca llegó.

El 15-J fue un día que marcó un antes y un después en la historia de España, y aquellos hombres de pelo encanecido, arrugas y un ánimo incombustible que este miércoles acudieron al Congreso recordaron esa fecha con una emoción que solo pueden comprender los que la vivieron junto a ellos, tiempos muy convulsos… pero con avances sin marcha atrás.

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