Análisis

Jesús Alba

Ladran, luego rescindimos

La marcha de Sampaoli vuelve a evidenciar que en fútbol todos podemos entender de todo

Para empezar, no sabemos ni nombrarlas. Si en el trabajo, en el bar o en la barra de Twitter las tenemos siempre en la boca y pretendemos sentenciar cual maestro en la materia, no estaría mal interesarse por alguna noción -aunque sea mínima- de legislación deportiva o ni siquiera eso, de simple terminología laboral básica.

Las cláusulas de penalización por rescisión unilateral (vulgo cláusulas de rescisión) de los contratos es una figura que arrancó con Nando como pionero y aquel famoso Real Decreto 1006/1985, por el que se regula la relación laboral de los deportistas profesionales. El ex sevillista pagó su libertad (500 millones de pesetas) para eludir el derecho de tanteo del Barcelona y firmar por el Real Madrid. Mista, años después, dio un paso más al ganar en los tribunales la descompensación entre los sueldos y las rocambolescas cifras fijadas en estas entonces leoninas cláusulas que esconden otra trampa que es la que no entienden ni acabarán de entender los forofos del fútbol porque, sencillamente, se les caería uno de sus temas estrella en sus debates.

La rescisión unilateral de un trabajador no está sujeta a IVA puesto que no se trata de una transacción mercantil. Es decir, no es un fichaje porque la paga la persona, no la empresa que la contratará posteriormente. Pero sí a una carga fiscal de IRPF que en el caso de España se mueve en un tramo impositivo del 40 al 52%. ¿Qué ocurre? Que las tres partes de una operación (comprador, vendedor e interesado) prefieren abonar el 21% de IVA, que además en el fútbol se acaba recuperando.

No sé si habrá que explicar algo más, pero no son más que un tope, lo contrario del precio de salida en una subasta, una figura que sólo Rivaldo y unos pocos más ejercieron como tal en este país. En el pago del dinero de una cláusula siempre hay una negociación detrás y es esto lo que encarece el debate de los ineptos. Ladran, pero negocian y todos ganan.

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