Análisis

Carlos mateo

Miembro de la Academia Andaluza de Gastronomía

Marbella, la Donosti del sur

No me malentiendan. Ni pretendo ni podría comparar la historia y la "grandeur" gastronómica de la maravillosa San Sebastián con la relativamente reciente y cargada de altibajos trayectoria de la capital de la Costa del Sol. Pero es un hecho indudable que Marbella es el faro que más brilla en la alta cocina de Andalucía y, si me apuran, en la de todo el Sur.

Ya desde la década de los sesenta con la apertura de los grandes hoteles y la llegada de personajes famosos y grandes fortunas comenzaron a aparecer los primeros restaurantes con pretensiones de satisfacer a esta nueva clientela de lujo que demandaba algo más allá del mesón y el merendero. Los setenta y los ochenta fueron épocas dorada en la Costa del Sol: la añorada La Hacienda del gran Paul Schiff consiguió su primera estrella en 1975 - llegaría una segunda en 1980. Galardón que en esos años también consiguieron La Fonda, Los Duendes, Le Restaurant en el Rodeo Beach, que asesoraba el genial Roger Vergé, o El Corzo en el Hotel Los Monteros. A la sombra de esa luz surgieron además restaurantes inolvidables como Calycanto, La Cenicienta, El Grill del Marbella Club, La Taberna del Alabardero, Charlemagne, Le Nailhac o La Meridiana.

La oscuridad de los noventa que trajo consigo el declive y la desaparición de buena parte de esos restaurantes dio paso a un siglo nuevo y, con él, a una nueva generación de cocineros más formados que, habiendo trabajado en las grandes cocinas del país, volvieron a la Costa del Sol. De repente surgieron Tragabuches y Café de París y cambió la forma de mirar a nuestra propia cocina.

Pues bien, hoy en día Marbella y su zona de influencia gozan de una salud envidiable. Ocho estrellas Michelín y una veintena de soles de la Guía Repsol así lo atestiguan. Desde los galardonados Dani García, Skina, Messina, El Lago, José Carlos García, Sollo, Kabuki Raw hasta otros que debieran serlo como Bardal, Los Marinos José o La Cosmpolita, pasando por una pléyade de grandes restaurantes que conforman la clase medio-alta de la costa: BiBo, El Jardín de Lutz, Back, La Salina, Takumi, 1870, La Milla, Don Giovanni , Nobu, Refectorium, Lobito de Mar y otros tantos.

La oferta nunca ha sido mejor. Vengan, disfruten de la gastronomía y que la fiesta no pare.

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