Martes y 13 para una moción de censura que va más allá de lo que significa esa tramitación parlamentaria que puede derribar gobiernos y promover un nuevo presidente. Martes y 13, supersticiosamente marcado como día de mala suerte. Lo que habría que preguntarse es para quién puede ser una fecha aciaga.

Podemos, en su eterna inconsistencia, anunció la moción sin tener en cuenta que era obligada la presentación de un candidato en sustitución de Rajoy. No son muy de leer el reglamento de las Cortes ni la Constitución, lo sabe cualquiera que siga el día a día parlamentario. Preguntado por el candidato, respondió Iglesias que no pensaba serlo, y tanteó a algunos independientes con prestigio, que no aceptaron. Finalmente será el candidato, y en el debate deberá demostrar si cuenta con argumentos sólidos con los que desmontar a Rajoy … y argumentos más sólidos todavía para proponerse como presidente.

Vanidad no le falta y, aunque sabe que no prosperará la moción, sí estás obligado a presentarse como un dirigente con proyecto aceptable. En caso contrario, la moción puede significar el inicio de su declive, sobre todo teniendo en cuenta que Pedro Sánchez salta a la arena con el objetivo de robarle terreno en la izquierda.

Es una fecha importante para Rajoy. Ni ha defendido con suficiente energía que el PP no es un partido de corrupción, ni ha explicado con suficiente energía cómo va a parar los pies a los independentistas. El debate de la moción en el que Rajoy va a ser la figura sobre la que se centren todos los golpes es una buena oportunidad para defenderse con firmeza.

En cuanto a Rivera, sueña con arañar votos de socialistas decepcionados por el triunfo de Sánchez, y querrá lanzarles cantos de sirena, pero se encuentra atado por un pacto con Rajoy que si rompe precisamente ahora provocará acusaciones de oportunismo.

Martes y 13. Fecha a apuntar. Va a ser interesante.

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