Muy de cerca. Así se pueden ver y admirar los dos grandes lienzos del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo expuestos en una de las salas del Hospital de la Caridad, después de la restauración realizada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Es una ocasión única para contemplar dichas obras, El milagro de la multiplicación de los panes y los peces y Moisés haciendo brotar el agua de la roca de Horeb. Estos lienzos, como seguramente saben, están habitualmente colocados a una altura considerable a ambos lados de la nave de la Iglesia del Señor San Jorge. Ahora están dispuestas en una sala central del hospital, directamente sobre el suelo, en un montaje inteligente, de manera que las figuras de los cuadros se aprecian en su tamaño sin las deformaciones que imponen la altura, la distancia y la tenue luz de la iglesia. Las figuras, los rostros, los ropajes, el agua, el pan y los peces, los cacharros de cerámica y cobre, los animales y los paisajes los tenemos al alcance de la mano.

Y la pintura de Murillo en su esplendor. La composición general y de grupos, los escorzos de las figuras, los colores complejos, las pinceladas decididas, las texturas trabajadas. Los cielos grises del lienzo del Milagro de la multiplicación de los panes y los peces, son una exhibición de maestría. Y los rostros de las figuras, especialmente los niños, nos resultan tremendamente familiares. El cuadro de Moisés haciendo brotar el agua de la roca de Horeb es una exhibición de composición y claroscuro. Moisés ocupa el centro de la composición y la roca un término oscurecido, donde un punto luminoso señala el brote con fuerza del agua que salta desde el lienzo hacia el espectador. La institución que Miguel de Mañara contribuye a desarrollar luce hoy sus mejores logros artísticos, desde la arquitectura de Pedro Sánchez de Falconete y Leonardo de Figueroa hasta las pinturas de Murillo y Valdés Leal. Lástima que la figura de Mañara se enturbie al ser, en palabras de la investigadora Piedad Bolaños Donoso, uno de los "máximos instigadores..." para conseguir que los últimos corrales de comedias de Sevilla, el del Coliseo y el de la Montería, cerrasen sus puertas en 1679, porque "no entraría la peste en Sevilla si se desterraban las comedias". Así se escribe la historia de Sevilla. La ciudad tardaría un siglo en tener de nuevo vida teatral, gracias a Pablo de Olavide.

Pero hoy queremos decir que entre las actividades del año Murillo destaca la exposición Murillo Cercano en el Hospital de la Caridad de Sevilla. Y señalar, entre otros aciertos, la restauración llevada a cabo en los cuadros por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, una institución que se prestigia en cada trabajo que emprende. Y ya son muchos en treinta años de labor.

No dejen de ir a ver los dos grandes cuadros de Murillo en el Hospital de la Caridad de Sevilla antes de que los repongan en sus emplazamientos originales. Les puedo asegurar que, tanto si admiran a Murillo y a su obra como si no es un pintor de sus preferencias, van a sentir que su arte les toca de cerca. Muy de cerca.

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