Análisis

Rogelio Velasco

Nacionalismo económico y empresas

Se ha levantado una gran expectación en toda Europa, por la victoria de Emmanuel Macron en las pasadas elecciones francesas. Su ambigüedad calculada durante la campaña electoral acerca de cuestiones económicas claves (impuestos, tamaño del sector público, mercado de trabajo) definen hoy un panorama impreciso, en el que no es posible ver todavía en qué cuestiones se van a concretar las reformas para que Francia se ponga de nuevo en movimiento y salga de la situación de estancamiento permanente en el que se encuentra.

Esta semana se reúnen en Bruselas los máximos dirigentes de los países de la UE y, entre otros temas, se van a debatir importantes cuestiones económicas que durante los últimos meses han ganado intensidad. En particular, la protección de grandes empresas nacionales frente a adquisiciones por parte de extranjeras.

Durante la campaña electoral, Macron prometió adoptar medidas para evitar la compra de empresas francesas por multinacionales extranjeras, sin especificar si se trata de empresas con domicilio en otro país de la UE o fuera de ellas. Macron -afirmaba- se hacía eco del clamor de Berlín y Roma sobre este asunto. Alemania no ha tenido definida una posición concreta sobre este asunto. Ha habido una sola operación en la que el Gobierno alemán haya intervenido para analizarla. Se trata del fabricante de robots Kuka, que fue adquirido el pasado año por una empresa estatal china. La autorización de Merkel estuvo acompañada por un condicionante: reciprocidad de las autoridades chinas si se presenta una oportunidad similar a una empresa alemana. Está por ver.

Estas actitudes reflejan el temor a una ola de adquisiciones de grandes empresas europeas por parte de estadounidenses y chinas. El pasado año, General Electric consiguió comprar una de las divisiones de Alstom, después de intensas negociaciones ante Hollande para su autorización y de garantías de empleo en Francia. Incluso el liberal Reino Unido puso enormes dificultades para que la norteamericana Pfizer adquiriese AstraZeneca, la mayor farmacéutica británica.

Creemos que la UE debería crear un comité de inversiones extranjeras, como lo tiene EEUU, para autorizar la adquisición de grandes empresas europeas por parte de otras residentes en países extracomunitarios. Pero habría que definir bien que sectores son "estratégicos" o de "interés nacional". Además, se debería prohibir que empresas estatales chinas adquieran europeas mientras no exista reciprocidad por parte de las autoridades asiáticas.

Y esto último conduce a otra reflexión. Tampoco se debería permitir dentro de la UE que empresas con participación del Estado adquieran otras en otros países comunitarios. La razón es muy simple: esas empresas cuentan con capital subvencionado del Estado.

En la medida en que esto sea así, la propia Francia debería aplicarse la norma, porque ellos compran dentro de la UE, pero no permiten que les compren empresas. Y también, Italia -que ha boicoteado numerosas compras por parte de empresas españolas-, en la actualidad, con una opa lanzada sobre Abertis, o anteriormente la de Endesa por Enel, con participación del estado italiano, cuestión sobre la que volveremos otro día para refrescarle la memoria al Gobierno italiano.

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