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La propuesta de Podemos para legalizar a los manteros ha mosqueado a los comerciantes. ¿Se imaginan lo que ocurriría en Sevilla? Si están quitando los veladores, ¿cómo van a permitir las mantas? Sobre todo por lo que venden, que mayormente son productos falsificados. En esos negocios ilegales Sevilla ya es una potencia. Y no olvidemos que los pobrecitos manteros son el eslabón más débil de una cadena que funciona en modo mafioso y se aprovecha de sus necesidades para negocios millonarios. Si esa propuesta la hace otro partido, se hubiera considerado como lo que es, una chorrada impresentable, pero como viene de Pablo Iglesias y sus muchachos, parece que es el amigo de los marginados.

Desde hace tiempo, en Sevilla, leemos noticias de este tipo: "Agentes de la Policía Local, adscrita a la Delegación de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores, han intervenido en Palmete un total de 179 prendas y complementos falsificados, especialmente equipaciones y zapatillas deportivas, que imitaban a las marcas, que hubieran alcanzado en el mercado un valor aproximado de 56.000 euros".

La tarea de Juan Carlos Cabrera es muy dura. Además de coordinar las Fiestas Mayores, debe dirigir la seguridad, el tráfico y otras actividades que cabrean, plantar árboles en algunas plazas y enviar agentes de la Policía Local al mercadillo de Alcosa (una semana sí y otra no, para que se confíen), y así realizar las oportunas incautaciones de las prendas falsificadas.

Si lo sumamos con generosidad, son tantas y tantas las prendas falsas incautadas en Sevilla durante los últimos años que alcanzarían cifras astronómicas. Con el valor en el mercado blanco ya tendrían un piquito para empezar las obras del Metro hasta Pino Montano.

Pero es un caso de más profundo calado. Afecta a la calidad de vida de las personas, a lo verde, a lo rojo, a lo sostenible, y en el caso de las zapatillas deportivas a lo digital de los pies. Porque en Sevilla circulan infinidad de prendas falsificadas. No sólo en Alcosa u otros mercadillos. También en las mantas que colocan en la mismísima milla de oro de Tetuán y en lo más selecto de Nervión, entre otros lugares.

¿Verdadero o falso? Hasta puede parecer más de lo mismo. Pues lo falso contribuye a hacer publicidad de lo verdadero. Y algunos creen que lo verdadero es para los ricos y lo falso para quienes no son tontos. No sé si por eso lo intentan legalizar.

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