Análisis

Pilar cernuda

Puigdemont prende fuego a Cataluña

Arde Galicia, arde Asturias y arde Portugal, y mientras la gente de bien trata de paliar la catástrofe y colabora arriesgando la vida para ayudar a sus vecinos en peligro, Puigdemont sigue prendiendo la mecha política en Cataluña arrasando con cuanto encuentra a su paso.

Daña al pueblo que gobierna, incluidos los independentistas a los que ha conducido a una situación sin salida cuando existen cauces democráticos para defender todas las opciones políticas; daña a los catalanes que se sienten también españoles y daña a España entera, pero sus principales víctimas son los 7 millones de súbditos que, desde ya, se enfrentarán a una vida peor: más pobre, más aislada, con más índice de paro, menos servicios públicos y sin la salvaguarda de la UE para cuando vengan mal dadas. Por dañar, daña a un profesional de prestigio, Trapero, que asumió las malas órdenes. Aunque es evidente que pudo negarse a incumplirlas.

Como se suponía, el aún president se empecina en el error y va directo al abismo. Algunos de los que lo conocen bien y apoyaban hasta hace poco afirman que ha enloquecido, que es un hombre obcecado hasta caer en la irracionalidad, un gobernante que ni siquiera hace caso ya a Artur Mas que, paradójicamente, tras iniciar este disparate, aconseja a Puigdemont que dé marcha atrás. Si es cierto, que lo diga Mas públicamente, en determinadas situaciones ya no vale quejarse en privado.

Viviremos dos días más de zozobra hasta que se cumpla el plazo que finaliza el jueves, pero es evidente que los independentistas no van a torcer la línea que se han marcado y que conduce al fracaso. El 155 permite sustituir a Puigdemont y a su Govern, no para suspender la autonomía, sino para que se ejerza cumpliendo con responsabilidad, dentro de la legalidad y teniendo en cuenta los intereses de los catalanes.

El colegio de notarios de Cataluña acaba de explicar que cada día se dan de baja 150 empresas para trasladar su sede a otros puntos de España. Poco más hay que añadir. Puigdemont y el independentismo no trae más que desgracias para Cataluña.

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