Una de las grandes bazas de Antena 3 es la ficción y la última muestra de ello es su apuesta por Pulsaciones. Para quienes echábamos de menos Bajo sospecha (que por cierto en esta nueva serie hay elementos que recuerdan a la de Bambú), una ficción diferente que llegó a su fin de forma injusta, ha llegado la serie creada por Emilio Aragón (sí, Emilio sigue en activo). Tras ver el primer capítulo de la serie de Globomedia queda una sensación extraña. Hay que darle una oportunidad en el próximo episodio ya que de momento ha desconcertado demasiado y ha mostrado factores que la pueden convertir en un "quiero y no puedo" y otros puntos que hacen que pueda convertirse en una de las series del año. Uno de esos factores que desconcierta es la trama principal, el protagonismo de la memoria del corazón, un tema que resulta demasiado surrealista. Y ese surrealismo es el que puede hacer que la idea de Emilio Aragón se recuerde como una locura y no cale en el público, que nadie se sienta identificado y no sepan llevarlo a la realidad de los personajes. Y de momento en España la ciencia ficción no es lo que mejor se hace.

Los actores todavía tienen que hacerse con sus personajes. Los que más complicado lo tienen son Juan Diego Botto y Pablo Derqui. El primero porque tras el fallecimiento de su personaje Rodrigo tendrá menos apariciones pero todas deberán ser intensas e importantes. El segundo porque tiene que dar vida a un personaje que debe hacer creer a familiares, amigos y compañeros, y también al espectador, algo que casi nadie cree. Ambos tienen que estar compenetrados pese a estar uno vivo y a otro muerto, y si no lo consiguen harán poco creíble la trama. Un papel fundamental tienen aquí los guionistas, que después del primer capítulo han dejado el listón alto para convertir a Pulsaciones en una de las series del año. Otra de las actrices que jugará un papel fundamental y que todavía no ha aparecido es Ingrid Rubio, uno de los elementos que recuerda a Bajo Sospecha. A la que ya se ha podido ver es a Leonor Watling que ha vuelto de forma muy correcta. Los lugares escogidos para que se desarrolle la historia también resultan familiares, sobre todo si comparamos las dos series de las que hablo. Un hospital, una redacción de una agencia de comunicación que recuerda a una comisaría o una nave de crímenes. De momento todo tiene que asentarse sin que se pierda la intriga. La audiencia le ha dado una oportunidad, demostrando que tiene ganas de una buena serie, dejando a un lado el nuevo programa de Cristina Pedroche, el reality GH VIP y superando a Masterchef Junior. Esperemos que no desaprovechen esa oportunidad y el interés por la trama crezca. Lo bueno es que son diez capítulos y no habrá más temporadas, teniendo que llegar a un final en el que se resuelva todo. Ese cierre será muy importante y determinará si los diez capítulos han merecido la pena o, como lamentablemente suele ocurrir en la televisión en España, el final se carga un producto que había conseguido ir más allá.

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